Mucha alegría en Pregonero por la actuación de Luisito Mora en la pasada Vuelta al Táchira. Orgullosos los chácaros al recibir este subcampeonato con aroma a triunfo. Creemos que estamos más cerca de levantar el trofeo de campeón un día de estos. Mucha fiesta y algarabía en mi pueblo bonito.
Contra los maestros no, camaradas. Se sabe de una persecución despiadada que en nada ayuda al ambiente de convivencia que debe servir de escenario en nuestras escuelas y liceos. El maestro siempre está en la vanguardia de los reclamos de los derechos laborales y en la exigencia de mejores estructuras escolares. Contra el maestro no, camaradas.
Dios quiera que regresen los abrazos entre los venezolanos. Basta de agitar ese puño contra la palma de la mano para demostrar un poder que se va difuminando cada día. Un abrazo ajustadito cae muy bien, y si es de una pegota, mucho mejor.
Encontré a Carruela Zambrano en el Circuito de la Vuelta al Táchira. Siempre sonriendo y en franca conversa sobre todo lo que nos motiva a seguir apoyando el deporte de bielas y tubulares. De familia deportiva y romereña, este hombre es imagen agradable siempre.
En boca de los más viejos en cada localidad tachirense, se comenta sobre la cantidad de gente que salió el pasado miércoles a manifestar por una mejor Venezuela. –Yo nunca había visto tanta gente en San Cristóbal, carretico. Por Dios de mi Madre Santa. Ojalá esto sirva a los gobernantes para recapacitar sobre su actuación política.
El Suramericano Sub20 y lo que va quedando de la pelota profesional y Serie del Caribe nos motiva a estar pendientes de nuestros deportistas. Estoy a punto de ir al Demócrata a apoyar a Gaconsa y a supervisar a los viejitos de Jets. Es buena pelota la que se juega allí.
El oficio del jubilado está en las panaderías. Cafecito y conversa plana sobre lo que salga y para los que salgan. Melquiades le pidió a Cosme que lo ayudara en unos arreglos domésticos por estos días. El viejo tiene tiempo sin pasar por la casita de mi tío. –No quiere colaborar con los arreglos domésticos, dice Pulqueria. –Las domésticas si le gustan a ese viejo verde. Me va a oír la jeta cuando venga a pedir comida.
No olvidemos nunca que somos hermanos. Que no nos atrape la violencia que solo beneficia a ciertos pajarracos. Somos venezolanos y nuestra historia nos lo recuerda cada día, panitas.
Carlos Orozco Carrero