Los socios, familiares y amigos del Club Latino estamos de fiesta por celebrar los primeros 80 años en la palestra social, cultural y deportiva de la región andina. Felicidades a todos los amigos de nuestro Centro Latino.
Juan de Dios tenía la cicla limpiecita. Ahí estaba estacionada, con el pedal sobre la acera en perfecto equilibrio frente a su bodega. El primo hermano de mi compadre Miguel “tocino” se dio cuenta de mi anhelo por montar aquella hermosa cicla. – Carretico –Ya Luis Roa me había encasquetado ese apodo en la escuela- ¿Quiere dar una vuelta? – ¡Siii! Me subió al manubrio y salimos directo por la calle Real a la plaza Bolívar del pueblo. En la bajada de Julio Vivas, llegando a la esquina de Doña Domitila, vimos una caja mediana en la mitad de la calle. –¿Le pasamos por encima? Yo apoyé tal iniciativa para ver como quedaba la caja espachurrada con el peso de nosotros dos y la bicicleta. Vi a Juan de Diosvolando a mi lado, directos a la bodega de Don Arbonio Rosales, en una suerte de magia extraordinaria. La rueda delantera quedó vuelta un ocho. El manubrio torcido y sus ocupantes intentando sacudir unos tomates y cebollas que estaban en una mesa en la tienda. Unos amigos reían tanto que se agarraban la barriga. Habían puesto una piedra dentro de la caja para cazar bobos. Creo que UsaínBolt no me hubiese ganado esa carrera nunca hasta mi casa para el interrogatorio de rigor.
Vuelve el perro arrepentido…La amistad aflora en las colas de gasolina. Se conversa casi siempre sobre el mismo tema y el protagonista es el gobierno madurista. Se ofrece cafecito y agua fresca para ir pasando las horas en franca agonía y a la espera de si llegó la gandola o no. Las damas abren las puertas y orinan a la orilla de la vía. Hay solteras y casadas. –¿Y cómo sabes eso, carreto? -Bueno, por la presión que se escucha en el asfalto al caer el líquido sobrante en la vejiga.
Cambian el nombre del Estado Vargas. Si ustedes supieran el nombre del presidente del Consejo Legislativo de La Guaira se asombrarían. Creemos que uno debe actuar en consecuencia a sus ideales “indigenoides”. Eso de llamarse Roybert no combina con la intención de regresar a lo auténtico de nuestra tierra morena. Con un grupo de abogados se puede cambiar a Kumgalumga si se quiere ser afrodescendiente. Oa cacao si se opta por lo de nuestros primeros habitantes. Cada quien con sus maneras, señores.
La grasa le gana a los chocolaticos. Vimos la pelea entre el mexicano Andy Ruiz y el triple campeón mundial de peso pesado, el británico Anthony Joshua. La refriega duró 7 asaltos. El público pensó que se trataba de una pelea bufa al ver la contextura del manito. Casi se le caían los pantalones y la grasa sobraba de su abdomen. El campeón mostraba un físico extraordinario. Pues, déjenme decirles que el gordito lo mandó a lona en tres oportunidades y el referee cumplió con su obligación, parando la pelea. Tres coronas y el aplauso del mundo entero se llevó el gordo mexicano.
En Francia demandaron a un gallo por cantar muy temprano. Después les cuento, panitas.