Carlos Orozco Carrero
Muchos científicos están buscando el remedio para eliminar de una vez por todas el mortal virus chino. En Acirema hay otros investigadores en averiguaciones para encontrar la posibilidad de usar alcohol de alambique como combustible automotor. ¿Será el miche callejonero la solución para esta tragedia criolla? Uno no sabe, caballeros. Recuerden que mi tío Melquiades le metió en el motor unos toletes de tocino gordo al viejo jepp amarillo, cuando botó el aceite por la rotura del carter. Llegamos a Pregonero sin problemas desde rio Negro. Eso sí, el olor a cochino frito alborotó a cientos de perros que nos perseguían calle arriba y calle abajo. Hasta el flaco Iván Salas salió con Orestes de la casa de La Barranca, donde jugaban vigía y caída boba para que les dieran unos chicharrones.
Jacinto Izaguirre, nacido en La Guaira y enamorado de esta tierra bendita, dejó el campo deportivo del Demócrata Sport Club por estos días. Hombre de un aprecio generalizado en esas instalaciones. Es el valor de un ser amable y querido por todos. Paz a su alma buena.
Dicen que cuando este virus desaparezca, todos los países retornarán a sus actividades normales.-Ah, rigor con nosotros.
La Agencia Central de Inteligencia – CIA- por sus siglas en inglés, decidió abrir cientos de expedientes sobres ovnis y platillos voladores en el planeta. -Se los dije, comenta Cosme. -Nunca creyeron lo de la nave que vi en el callejón del diablo, entre La Grita y Pregonero en pleno páramo. -Claro, como uno siempre anda lleno de aguardiente, nadie le atiende razones.
-Cómo quieren que ayude en la cocina, si se meten a dar órdenes sobre la preparación del condumio diario que con tanto amor les preparo. –No olvides que la sal es poca, ya estamos viejos y nos hace mal. – No dejes que la yuca ablande mucho. –No botes las salsa que trae la lata de sardina…-Virgen Santa Bendita, Pulqueria. -Agradece que hay que estar encerrados. Ya me hubiese largado para la panadería a conversar con El Sanedrin.
Según cuenta Arturo Martínez, profesor, músico, deportista e investigador de nuestra identidad cultural tachirense, la lombarda, aire musical nuestro, tomó su nombre de una muchacha tan hermosa que vivía entre Mesa de Aura y El Zumbador. Mujer de tierra fría, diría Don Ángel Urrea, para resaltar la belleza inigualable de la mujer andina. Y Nepomuceno se la llevó, Amigos. De ahí salieron los versos: “La Lombardita se ha perdido, su madre la anda buscando. Por aquí paso, seora, La Lombardita cantando…”