Hablando de películas, Cosme comenta que casi no se acuerda de los films que vio en su larga vida de aficionado al séptimo arte. -Claro, carretico. Yo estaba más pendiente de lo que ocurría en las salas de cine que de lo que se desarrollaba en la pantalla del mismo. Chicléts, colillas, escupitajos y la silbatina extrema cuando al operador se le salía de control la máquina de proyección era lo que ocupaba mi atención. Cine Uribante, Cinema Paradiso y el Cine Gandica nos mostraron las maravillas de la magia fílmica. Sentados en una silleta de cuero, una banca de cemento o el frio piso de ladrillos gastados viajábamos por el mundo entero y éramos protagonistas de tantas aventuras maravillosas. –¡Devuelvan la plata de la entrada!
Reconocemos que las advertencias lapidarias de Alberto Adriani y Arturo Uslar Pietri nunca entraron a consideración siquiera de los políticos que se encargaron de administrar el estiércol del diablo. – Hay que sembrar el petróleo, sentenciaban los ilustres visionarios. Ahora contamos con cascarones vacios y tanques repletos del negro melao y no tenemos espacios donde almacenarlo, caballeros. Muy poco se aprovechó de esta riqueza regalada por la naturaleza a los venezolanos. Dios quiera que los precios se eleven y tengamos conciencia del valor real de estos chorretes para que nuestros descendientes no reclamen tanto nuestra desidia para con ellos. –Qué hacemos ahora, carretico?
Juan Diego Torres, extraordinario tenor peruano, nos regaló un concierto realizado en Austria en días pasados. Un repertorio con temas icónicos de la cosecha musical latinoamericana inundó el escenario dedicado a grandes obras clásicas de todos los tiempos. Maestros músicos de alta preparación académica y popular pusieron la cortina perfecta para que Juan Diego dejara escuchar los temas que nos identifican en el mundo. Tangos, boleros, valses, pasajes y rancheras nos arrancaron admiración total por su calidad vocal y escénica. Lo mejor fue cuando los clarinetes y trompetas, mezclados con una percusión morena, marcaron una hermosa cumbia colombiana para animar al sereno público a bailar sobre aquella alfombra impecable. ¡La pollera colorá!
Hay gente que utiliza las redes sociales para profundizar en temas repetidos sobre esta tragedia tan horrible que nos arropa. Otros se dedican a enviar visiones humorísticas referentes a cualquier aspecto del virus chino. Lo último que escuché fue un audio que envió el gordo Sósimo, cuando dice que el mentado corona virus ya lo habíamos enfrentado en los combates con pipas de tártago como proyectiles de las caucheras en nuestra época de zagaletones. –Son igualitos en la forma, carretico.
Luis Lara representó con gallardía a Venezuela en los escenarios del mundo, llevando nuestra música por países de América y Europa. Se formó como arpista en Caracas y dedicó la mayor parte de su fructífera vida musical a la tierra tachirense que nos cobija a todos. Es triste cuando parte un músico, porque son seres especiales que representan la divinidad humana en el mundo. Buen amigo y mejor conversador.