Movimientos telúricos, virus chino, inflación elevada y sueldos en profundidad nos marcan estos días tan aciagos para todos. Hay gente que reza y nos unimos a esas oraciones al Cristo Bendito para clamar por una normalidad relativa para todos también.
Los que no saben de arreos nunca entenderán lo que significa esta inviernera venteada en los caminos de estos cerros benditos. Es llevar y traer, a punta de rejo, empujones y gritos, a más de ocho mulas por caminos reales, en procura de un viaje regular y cumplir con la obligación encomendada. Víveres, medicamentos, ropa, elementos de trabajo, objetos para el hogar, algún licor exquisito y ciertos instrumentos musicales, bien amarraditos cerca del pescuezo del animal, conformaban la carga distribuida en esas bestias de fuerza. Mi tío José Carrero, en La Fundación, era el hombre perfecto para estas labores tan difíciles. Siempre que veo esas oscuranas llenas de agua, recuerdo a los seres que dejaron su juventud por esos humedales llenos de barro y grito, amigos. Comentan que regresan los arrieros a pisar fuerte con su recua por los senderos caminados hace mucho tiempo ya.
Un buen amigo se ha ido en días pasados. Tristes por partida doble. Un ser tranquilo, estudioso del comportamiento de sus paisanos. Artista plástico de hermosa propuesta en el mundo de las figuras y colores brillantes. En La Grita la gente tiene pesar por la partida de Carlitos Roa. Otro ser especial que se adelanta. –Ah, rigor…
Con los tiempos de agua ya los remontes de los zapatos no dan para más. Ay, Manacho. –Ya me está saliendo lama en las patas, dice Cosme. Pobre hombre. Se lo vive encalambrado con el frío que recibe por los pies. La chaquetica descolorida es de las que llaman de “quitá, lavá y poné”. Me dijo que ya mandó a vulcanizar sus carramplones. Con tripa de caucho de camión y candela van a quedar pepiados. A ver cuánto aguantan entre este charquero de agua por estas calles y aceras rotas.
¿Aparecerá en el gobierno una persona que se apiade de los asalariados del sector oficial? Es cuestión de salir a la calle con una tarjera de débito a adquirir algunos artículos básicos para subsistir y encontrarnos con la pesadilla de siempre. Por todos lados nos piden pesitos. -¿Tiene punto? También el que arregla algún artefacto nos pide pesitos. Yo porque no puedo hablar con el presidente, amigos. Algún pana de él que le diga lo que estamos viviendo, por favor.
Estamos muy emocionados y alegres por el viaje que hace nuestro pedalista Orluis Aular en su búsqueda por una figuración de altura en el mundo profesional. Ha fichado por el equipo ibérico Caja Rural-Seguros RGA, Team con más de tres décadas de experiencia en eso de tragar kilómetros en las justas europeas cada temporada. El muchacho nacido en Nirgua, Yaracuy, nos traerá satisfacciones en esta nueva etapa de participación venezolana en las carreras más importantes del mundo. ¡Fuerza, Orluis!
Carlos Orozco Carrero