Un techo caído ha llamado la atención del Gobierno sobre la situación de sufren las universidades venezolanas. Escuché a Nicolás Maduro ofreciendo los recursos para que nuestras casas de estudio superiores entren en reconstrucción total. Debe saber el presidente que no es solamente la parte de infraestructura física. Hay que revisar y actualizar los sueldos y los gastos de funcionamiento, represados desde hace tiempito ya. Todos esperamos esta importante inyección de dinero para que los integrantes de la comunidad universitaria regresen a cumplir con la docencia, investigación y extensión, para lo cual están sus objetivos planteados en procura del desarrollo nacional. ¿Será para todas las universidades o apenas para la UCV?
Comenta la vieja Marucha que lo que a ella le da rabia de las colas para surtir gasolina son los malditos celulares. Hay gente que se queda metida en los carros, dando picotazos al aparatico, y no se bajan a entablar una conversa sobre lo que sea. Me gusta cuando llego a la cola y hay charlones esperando la oportunidad de sacar cafecito y brindar a los nuevos amigos. Claro, Marucha vive sola y después de poner un full tiene que regresar a encerrase en su casa. Ah, rigor…
Me ruega el gordo Sósimo que cuente otra vez la historia del juego final entre Los Titanes de La Grita y el Deportivo Uribante. Dice que él no estaba aquí cuando publicamos ese relato histórico sobre un fin de semana de deporte fraternal entre las dos divisas vecinas. Este encuentro se disputó en el estadio José Ramón Sánchez de Pregonero. Se jugaba entre sábado y domingo. El primer día se realizaron dos partidos, los cuales dividieron las novenas en acción. Claro, sancocho y fiesta entre los jugadores y los invitados de siempre, era la orden. Una noche de candela soplada con el michito que se brindaba en cada sede de los encuentros. El domingo amaneció lloviendo y el campo deportivo era un enorme charco. Los managers decidieron disputar el juego final y…¡ Playyyyy Baaaall ! Un jonrón de Luis Márquez, campo corto del Deportivo Uribante, puso a los chácaros en ventaja en el tercer episodio. Pascualito Luna entró a relevar a Camilo Barrera y sacó los primeros outs del noveno inning con la pizarra igual. A falta de un out, el diablito, pimientoso segunda base del equipo visitante, bateó un doble y ancló en la intermedia con las emociones a millón. Pedro “bejuco” Mora, pitcher estrella y bateador de fuerza, agarró el madero y soltó un hit podrido por el jardín derecho, el cual cayó en un charco de barro, cerca del fildeador Antonio Mora. El diablito arrancó con la intención de anotar la carrera del empate. El griterío alborotó a todo el mundo, mientras Antonio metía la mano en el lodazal y hacía un tiro perfecto al home. Se escuchó el sonido de la mascota recibiendo el disparo, y vimos el barrido del corredor al mismo tiempo. Out, out, ¡Ouuuut!. Ganó Pregonero, caballeros. El más emocionado era Antonio Mora, quien llegó y le quitó la mascota al receptor Marino Carrero, se hizo el disimulado y metió en su propio guante la pelota del juego. Apretó con ganas y se dispuso a celebrar el triunfo. –¿Qué hay en ese guante que se mueve tanto? –Cállese la boca, Camilo. Un enorme sapo intentaba saltar y buscar la libertad, mientras en el charco de barro del jardín derecho descansaba la pelota del juego increíble que el Deportivo Uribante le ganó a los invencibles Titanes de La Grita. Después les cuento lo que ocurrió cuando se disputó un partido de fútbol entre Pregonero y La Grita.
Carlos Orozco Carrero