Carlos Orozco Carrero
Con mucha prudencia se pasó la nochebuena en nuestros hogares. Creo que fue un desquite de hallacas con piquete para sacudir tanta angustia amontonada. Todos pedimos al Niño Dios que nos salve de esta pandemia brutal. Pocos villancicos, debido a que los músicos también se cuidaron de cualquier resbalón navideño. Conversa, michito con miel de abeja, leche e´burra y algo de trasnocho en reunión casera.Los regalos para los más pequeños llegaron también y algunas lágrimas por los ausentes, en la promesa de un próximo año de reencuentro familiar.
El muchacho se gastaba una pinta de monaguillo suizo. Nicolas abría la entrada a la misa con el sacerdote de turno y las muchachas del colegio Santa Mariana de Jesús empezaban a suspirar por el ayudante del Santo Oficio. Y tenía su estilo nuestro compañero de correrías. Tal vez por eso sus colegas monaguillos le jugaron esa suerte pasada de gracia. Era en las misas de aguinaldo cuando el catire Nicolas se vacilaba al templo entero. Tenía presencia ritual. Y si no fuera porque su tamaño de mozalbete le evitaba confusiones, se ha podido decir que él era el santo sacerdote en esas madrugadas de fe católica. -¿Quién soltó la cadena del incensario? Valió la pena aguantar unos cuantos coscorrones del padre López. El utensilio sagrado había soltado la cadena de agarre que Nicolas elevaba por todos lados para lucirse ante las chicas más lindas de Pregonero. Dios ayudó en dejar caer el pesado elemento en todo el centro del hermoso pesebre. Los carbones al rojo vivo hicieron su trabajo al prender lama seca, cartones y chamuscar a todos los habitantes del Belén Chácaro.
El Clásico ciclístico “Uribante 2020” dejó un sabor agradable en los habitantes de esta zona tan bonita. Según comentarios de sus organizadores, el evento cumplió con las expectativas marcadas por todos y se perfila como una prueba de gran envergadura en los próximos años.
¿Por qué no se corta las uñas? Pulqueria agarró la navidad con una cantaleta que mata a un marrano. Le he dicho a Melquiades que no le dé posada a Cosme. Siempre pasa por estas fechas. Se emborracha y se queda dormido en el mueble. Hay que bajarlo a la chingalea y arrimarle un ladrillo de almohada. Se quita los zapatos para dejar libres esas uñas que parecen navajas.Empieza a rascarsecon alguna nigua contra los tejidos de la estera.-Ahí está la gracia, Melquiades-Cóbrele el daño y no más posada para Año Nuevo. Él es muy bueno, pero me va a oír la jeta, dice la vieja.
El amor y la bondad se unen en un grupo de ayuda social encabezado por Ana Cecilia Munera, en mi pueblo hermoso. Ahora les dio por recolectar muchos alimentos y enseres para llevar algo de esperanza a La Casa-Hogar “El Carpintero de la Montaña”, ubicado en San José de Bolívar. Ana Cecilia es motor para convencer muchos paisanos en eso de ayudar al más necesitado. Me alegra mucho reseñar estas actividades tan bellas. Son presencia viva del Niño Dios en los corazones de los que reciben esta bondad navideña.
La señora Evelyn comenta que si al grupo de mamadores de gallo que se lo vive echando vaina en la esquina de Melquiades se les ofrece miche caricuenero en pimpinas, seguro que va de primero a ponerse la vacuna contra el virus chino. Son capaces de capar a un león con tal de un trago de aguardiente gratis. En La Grita, en la Ermita, en Rubio y hasta en San Simón hay otros amigos con las mismas costumbres. -Traigan esa jeringa, cariños.