Carlos Orozco Carrero

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Mis tíos suponen que vale la pena cancelar ese dinero por un entretenimiento superior en televisión satelital. Dicen que es cuestión de revisar esos precios desorbitantes para que no huela a vulgar estafa comunicacional. Melquiades saca la cuenta de las películas mexicanas que ve diariamente y dice que todavía sale ganando. -Claro, Eulogio. -Yo pagaba un realito por entrar al cine Uribante y ver cualquier film anunciado por Pepe Rule y Pequila en sus cartelones andantes. Ahora me sale más barato verlas en la comodidad de mi casa y sin esa gritadera en el local. -Fíjese, profe. -Al cambio del dólar por estos días, tendría que pagar unos 190 dólares para ver películas en el cine de las tres silletas de cuero por espectador. ¿Y cuántas películas ves al día, cariño? Lo que es malgastar la platica de la comida, refunfuña el flaco Elpidio.

Se llena uno de orgullo al ver a Jéferson Soteldo luciendo una camiseta histórica en el panorama del fútbol mundial. Siempre dijimos que nuestro coterráneo le da un valor superior a ese número 10 que lleva en la espalda. El Rey Pelé dio renombre y fama mundial al equipo que hoy abraza al muchacho de pequeña estatura y calidad excepcional a la hora de hacer fútbol.  El Santos nos ofrece la visión de nuestro compatriota en acción positiva, para dejarnos soñar con una estrella en construcción mundial. Estamos contentos con Jéferson.

Moisés Torrealba, barinés de gran estirpe, ha evidenciado, con su ejecución de la bandola llanera, que va a ser difícil que otro músico logre en corto tiempo emparejar su capacidad para soltar un joropo relancino en combinación perfecta entre melodía y acompañamiento. Ese punteo extraordinario, con rasgueo en pareja maravillosa, le mueve a uno las fibras de lo nacional en materia musical.  Amigo de todos, este extraordinario músico, de profesión ingeniero, arranca emociones al escuchar sus interpretaciones de cualquier obra musical, por difícil que sea su ejecución. Pura calidad se recomienda en este rincón de conversa aliñada.

Uno con muchas ganas de jugar pelota suave en las instalaciones del Centro Latino, el Club Demócrata y otros campos deportivos de la región, pero las autoridades no han permitido el play- ball necesario. Ahora vemos al publico en los juegos de la Liga de Béisbol Profesional, con muchos aficionados sin tapaboca y encaramados en sus celebraciones, gritando y abrazándose después de una carrera impulsada por su equipo favorito. Dan ganas de denunciar eso. Lo que pasa es que muchos aquí pasan agachados y se conforman con ver nuestros campos deportivos desolados y tristes.

Regresó el gordo Sósimo de tierras del Norte.  Ahora quiere montar un alambique, con despacho de miche por copas y arepas rellenas para sus potenciales clientes. Le sugerí que esa venta debe estar en una casa que tenga la entrada plana. Sí, que no vaya a vender licor en un ambiente con la salida en escalones o gradas altas. He visto a más de uno “comprar terreno”, con rasponazo incluido, en salida de urgencia. No es mala idea la del gordo en procura de este emprendimiento social. Otros dirán que es una taguara de mala muerte. Así es la cochina envidia, cariños.