Opinión

Repelencias 497

24 de febrero de 2024

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Carlos Orozco Carrero

Hay preocupación en lo profundo de la selva salvaje. Si, un grupo de animales ha convocado urgentemente a una reunión entre los jefes del comando mayor para plantear algunas inquietudes que llevan a cuestas desde hace muchísimos años. –No vienen a exigir el arreglo de la carretera a Pregonero, preguntó el malhumorado león. No, jefe. Es otro asunto tanto o más importante que esa obra tan olvidada. –Bueno, bueno, bueno. –¿Qué es lo que pasa, caballeros? -Tiene la palabra un representante de los animales que vienen a exigir derechos. –Primero, enciendan los equipos de televisión para que todos vean esta asamblea, ordenó el melenudo -No me gustan las secreteaderas. Sobre un viejo tronco se levantó la pantera negra y reclamó el por qué la llamaban como si fuera hembra y no le decían pantero a pesar de su fiereza y belleza azabache. Lo mismo pidieron sus compañeros de lucha con carteles colgantes en sus pechos. –Soy jirafo. Soy hormigo. Soy tortugo. Soy águilo. Soy hieno. Soy gorilo. Soy araño. Soy mariposo. Soy gacelo. Todos levantaban los brazos y gritaban al compás de los golpes de pecho que se daba el gorila. –¡Fuera…fuera…fuera de aquí!, rugió el león y los sacó a todos a perderse lejos de su trono. -Tantas cosas importantes para resolver y estos desocupados perdiendo el tiempo. Deben ser los viejos jubilados que se lo viven en el kiosko “El Viboral” de barrio Obrero que los están aconsejando, masculló el rey león.     

Se va Rigoberto Urán del ciclismo. Señores. Un pedalista que se ganó el aprecio de todos los aficionados al buen ciclismo y con unas maneras francas y precisas de decir las cosas sin tapujos para que todos entendieran sus sentimientos a la hora de una carrera por difícil que fuera. Se queda a la vera del camino en su nueva faceta como empresario exitoso y con el cariño de todos los que lo vimos perder y ganar en las carreteras del mundo. Así eran los hermanos Moncada en Pregonero, quienes corrían con bicicleta de reparto y ganaban siempre. Ya les contaré sobre estos amigos rastrojeros de mi pueblo. Parece que los veo, echando pierna y corazón en la subida a la aldea y con sus acostumbrados mercados familiares en sus canastas especiales sobre la bicicleta.

Se consolida el grupo cultural que se ha conformado en La Ermita. Hay actividades para todos, cariños. Ya se observan las mejoras realizadas por algunos de sus integrantes en el embellecimiento y mejoras a la plaza Páez y sus alrededores.  Se siente bien esa pertenencia manifestada por esta zona tan agradable para todos los que la visitamos. Y si bien es cierto que cuando establecieron la quinta avenida les quitaron presencia comercial, ahora se erige como territorio de conversa, pernicia y trabajo creador entre sus habitantes. Voy llegando al taller bohemio de todos.  

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