Carlos Orozco Carrero
Va la pelota rebotando hasta el jardín central. El que cubre por Los Yankees viene a buscarla para hacer un tiro al cuadro y evitar el avance de los corredores a la base más avanzada. El famoso Judge intenta hacer dos jugadas en una y le quita la vista a la pelota. Mi tía Pulqueria dice que el flaco Elpidio tiene pasmo con lo que vio por televisión esa noche del juego. Menos mal que trajeron la angarilla y nuestro amigo se calmó. Lo demás es historia, cariños. Y pensar que al rey del piconazo en el Centro Latino le mientan la madre cuando se le cae un maléfico tiro de sus infilders. Y eso que ese pobre hombre no cobra nada por jugar en la categoría Super Senior, la más interesante de la mejor Liga andina.
-O Corres de la casa a tu mamá o prefieres que la espante yo, mija. -Llegó hace más de 22 días con el achaque de quedarse tres días y ya estoy que reviento con la presencia de esa señora por todos lados de la casa. Se adueñó del control remoto del televisor y aquí se ve lo que a ella le dé la gana. Ni una peliculita mexicana de las viejas he podido disfrutar últimamente. –Ay, mi amor. -Yo también estoy cansada, cariño. Pero, ¿qué hacemos para que se vaya? –Bueno, aquí hay que armar un problema grande por algo simple para que se sienta incomoda y se largue de una vez por todas. -Me sirves café frio y dulce. –Yo lo rechazo y me dices que el café está calientico y sin azúcar y la ponemos de testigo a ella. -Cuando tu mama lo pruebe va a dar su opinión y yo te insulto por desconsideración tuya. Dicho y hecho. La señora probó el cafecito y se quedó callada en el sillón. Cuando el yerno le preguntó sobre el café, la vieja les respondió: -Ese truco lo inventé yo cuando tu mamá se quedó en mi casa como cinco meses, querido yerno. En cada esquina una historia.
Caminar en contravía por las calles de este pueblo grande deja sabor interesante ante una perspectiva diferente al recorrido que siempre hacemos en carro, cariños. Hagan la prueba para que sientan algo maravilloso, como dijo el poeta César Prato.
El caricaturista Héctor Osuna fue elegido miembro de la academia colombiana de la lengua. Hombre sabio y de pensar profundo a la hora de hacer comentarios a través de sus dibujos llenos de sorna y picardía. Bien merecido este reconocimiento a un hombre de literatura gráfica exquisita y de pincel necesario que tanto les gusta a los colombianos. –¡¡Oiga…Vea!!