Carlos Orozco Carrero
Regocijo en el pueblo más bello, señores. Celebramos el 75 aniversario del colegio Santa Mariana de Jesús, institución educativa al servicio de nuestra educación católica y que ha formado en principios y valores superiores a nuestra juventud uribantina para regar de manifestaciones positivas muchas tierras venezolanas y del mundo entero. Su presencia en nuestra tierra ha sembrado enseñanzas a toda la familia de Pregonero y sus alrededores. Siempre estaremos ligados al colegio Santa Mariana de Jesús desde que alimentábamos su quehacer permanente con actividades de teatro, deporte, música y las obligatorias serenatas a las chicas más bellas de la institución cumpleañera. Un abrazo a todos los integrantes de la comunidad que apuntalan este hermoso proceso educativo. -¿Pondrían el bombillo en el poste de la calle de atrás? Pregunto porque muchas veces nos quemamos las manos al alumbrar con fósforos las hojas donde estaban las letras de las canciones dedicadas a tantas muchachas lindas.
Desguarambilado llegó nuestro amigo al sitio de reunión semanal en El Bodegón del Buen Estar en La Ermita. –¿Qué te pasó, compadrito? La pregunta de Ricardo llamó la atención de los presentes al ver al exquisito hombre de mundo con una pinta extraña al estilo europeo a que nos tiene acostumbrados últimamente. Los aperos que usa referentes al club social de Mallorca no los llevó a la consabida tertulia. Apenas lució una gorra amplia que le bailaba sobre su rala porra y los pantalones tornasolados desaparecieron de su vestuario semanal. Alguien preguntó si ya gastaron los dólares ofrecidos por cierto ingeniero de sonido para esperar la recuperación de las confecciones de alta moda parisina que caracteriza a nuestro vocalista tachirense. Son estilos, cariños.
Carga un cuatrico para arriba y para abajo en sus recorridos nocturnos por las calles de Tierra Blanca, en Acirema. El hombre es asiduo acompañante en cantos de angelito, novenarios y cualquier festividad prevista en la población. Siempre lleva remendado el viejo cuatro que construyera el viejo Abel en la esquina de la carrera 3 con calle 3 del poblado. Don Abel se lo dejó a plazos semanales a cambio de unas dos o tres cargas de parchas cuando cosecharan en las tierras de los hermanos Vargas, músicos en Montaña Baja. El gordo Sósimo comenta que ese instrumento musical tiene más de 60 años en manos del longevo músico campesino. En cada esquina una historia.
Muchas anécdotas entre los viejos y jóvenes representantes de Los Titanes de La Grita por estos días en la ciudad del Espíritu Santo, señores. Tendremos que arrimarnos a un rincón para untarnos de tanta historia deportiva, mientras el sancocho lo rinden con hueso de espinazo para que rinda para todos. Después les cuento, cariños.