Opinión
Repelencias 584
sábado 4 octubre, 2025
Carlos Orozco Carrero
El hombre más pobre y más rico del mundo vive en mi pueblo. Lo conocí desde niño en los enormes espacios del Grupo escolar Sánchez Carrero de Pregonero. Poseedor de un oído rítmico extraordinario, lo que le sirvió para ejecutar un par de maracas como el mejor de su categoría. Un muchacho que era dueño de una puntería sorprendente a la hora desplumar a un tuminico en pleno vuelo o de explotar un castillo de metras escondido tras una enorme piedra. Ni se diga lo que hacía con un trompo santanero al hacerlo “bujar” con fuerza para abrir en par a la víctima que quedaba en la troya. El billar era pan comido para él y un furruco navideño cobraba vida en las misas de aguinaldo pueblerinas. Ese era su tesoro. No tenía dinero. No lo necesitaba. Solo el aprecio de todos le bastaba para saludarnos también. Siempre lo vemos en sus conversas sabrosas antes de picar unos gallos contra cualquier cuerda que se atreva. Nobleza, le dicen a esa característica en un ser humano de verdad. -Dios te cuide, José Ramón Ramírez Medina (Farito). -Tu libertad es tu riqueza. Amigo mío.
Se siente bonito visitar el Café Vienés en Barcelona, España. Es un sitio de asistencia obligada para los intelectuales que viven en la ciudad donde vivió Salvador Dalí. En Buenos Aires encontramos el Café-librería Ifigenia, un lugar excelente para la tertulia de gente diferente a la hora de apreciar ciertos mundos lejanos para los que piensan un poco más que el resto de mortales. En San Cristóbal tenemos el bodegón del Buen Estar de La Ermita para fusionar conceptos en intercambio de ideas donde cada uno de sus miembros en hebdomadaria visita aportan sus conocimientos académicos para engrandecer ideas de fraternidad extraordinarias. Es lugar bendito desde donde nunca se regresa triste a los hogares de todos. Después les cuento otro tris, cariños.
Mucha gente los ha visto y prefieren callar antes que les tilden de locos. Parece que ha sido la orden de los más cuerdos a los que han quedado totalmente impresionados al ver cualquier objeto extraño a nuestro planeta en franca pose sobre un potrero andino. Puede ser que un día de estos declaren y muestren pruebas certeras sobre su presencia para ver qué vamos a hacer ante lo evidente. En cada esquina una historia.
La Super Senior es una categoría dentro del más delicado nivel del softball nuestro. Un campo deportivo vacío los viernes en las tardes, convertido en algarabía total por el apoyo de los fanáticos que más saben de pelota caliente en las tribunas del Centro Latino. Ya saben lo que le ocurre al que tire mal a primera base, señores.