Skip to main content Skip to footer
  • Inicio
  • Política
  • Regional
  • Frontera
  • Nacional
  • Internacional
  • Opinión
  • Legales
  • Obituarios
  • Sucesos
  • Deportes
  • +Sec
    • Clasificados
    • Cosas del Mundo
    • Compilado Musical
    • Cultura
    • Economía
    • Farándula y Espectáculos
    • Flash
    • Infogeneral
    • Noche de Ronda
    • Reportajes y Especiales
    • Tecnología
    • Salud
    • Tachirenses en el mundo
    • Noche de Ronda
    • Obituarios
    • _________

Buscar en Diario La Nación

La Nación RadioPublicidad
Set Of Black Circle Social Media Logos With New X logo-ai
Set Of Black Circle Social Media Logos With New X logo-ai
Set Of Black Circle Social Media Logos With New X logo-ai
Set Of Black Circle Social Media Logos With New X logo-ai
ImpresoMiniavisos
  • Inicio
  • Política
  • Regional
  • Frontera
  • nacional
  • Internacional
  • Opinión
  • Legales
  • Obituarios
  • Sucesos
  • Deportes
  • + sec
    • Clasificados
    • Compilado Musiacal
    • Cosas del Mundo
    • Cultura
    • Economía
    • Farándula y espectáculos
    • Infogeneral
    • Marcas y negocios
    • Noche de Ronda
    • Reportajes y Especiales
    • Salud
    • Tachirenses e el mundo
    • Tecnología
Inicio/Opinión/Sepelio electoral

Opinión
Sepelio electoral

jueves 16 noviembre, 2017

Venezuela se ha convertido en un gran cementerio. No es exageración. Ni es metáfora. Es la macabra realidad que nos consume, lentamente, día a día. Millones de venezolanos no tienen comida, ni dinero para comprarla. Tampoco gozan los privilegios de los “enchufados”, ni corren con “la suerte” de aquellos a quienes les llegan las migajas en bolsas CLAP. A esto hay que agregar la falta de recursos para comprar medicamentos; unos son muy costosos, y otros ni siquiera existen en el mercado local.

Esta imposibilidad de acceso a medicinas y alimentos es la causa directa del deterioro físico y mental de muchos venezolanos. Cuando el detrimento avanza a un estado casi terminal, no hay otra salida que ir a morir a los hospitales, los cuales se han convertido en antros de hacinamiento e insalubridad.

Quienes tratan de sobrellevar estoicamente estas carencias con rigurosas prácticas de austeridad, tampoco logran evitar la fatalidad. La muerte ronda en Venezuela por todas partes, y te puede emboscar en cualquier esquina como violencia política o violencia criminal. El país ha quedado en manos de bandas armadas que te asesinan por pensar distinto o por no llevar dinero suficiente al momento del “arrebatón”. No hay diferencia.

En el Estado chavista, la muerte y la tortura son usadas como perversos y eficientes mecanismos de control social. Es la única forma en que una minoría como el chavismo puede mantenerse en el poder en Venezuela, a pesar del rechazo del 80 % del país. La violencia y el odio son deliberados y adquieren carácter de política de Estado para mantener chantajeada a toda la sociedad.

No se puede negociar con un régimen que no duda un segundo en sacrificar a su propia población civil para seguir en el poder. La muerte como arma política es el resultado de una voluntad definida que no va a cambiar en una mesa de negociación. Voceros calificados del chavismo lo han dicho una y mil veces. Nunca van a entregar el poder, al menos no por las buenas. Y hay que creerles, porque hasta ahora todas las amenazas las han cumplido. En eso no han sido mentirosos.

Enfrentada a esta situación, la alianza de partidos opositores (MUD) prefiere ignorar la nauseabunda realidad; entiende perfectamente que reconocerla obligaría a tomar acciones que no están dispuestos a asumir. Ignorar la realidad prepara el terreno para seguir por el atajo electoral, y ahora, además, por el de la cohabitación. Así, el discurso opositor —abundante en falacias bienintencionadas— se abraza a la muerte en lugar de combatirla, como si después de ese abrazo quedara alguna esperanza de vida.

Detrás de los llamados a votar sin garantías y a negociar sin objetivos con la dictadura, solo se esconde el afanoso deseo de claudicar la lucha democrática y convivir con el régimen, no de enfrentarlo. Y lo más pernicioso es que esos llamados se hacen para, supuestamente, evitar una guerra en la cual, a pesar de lo que digan estos “opositores”, ya estamos metidos. El monopolio de la violencia lo ejerce el régimen y así continuará a pesar de todas las concesiones que hagan los partidos de la MUD.

Que una u otra alcaldía quede en manos de los burócratas del régimen o de los camuflados de la MUD no hace ninguna diferencia en un país saqueado y al borde del colapso económico. Ni resuelve el diario dilema entre la vida y la muerte. Y lo más grave es que la mafia cívico-militar de poder chavista se mantiene intacta, como lo ha estado a lo largo de estos dieciocho años. Mientras la MUD y el régimen continúan en su fiesta electoral, democrática y cívica, Venezuela se sigue desangrando. Esto en realidad parece más un sepelio, donde el Gobierno y sus colaboradores ponen la urna y el pueblo los muertos.

@humbertotweets

Humberto González Briceño

Descartan presencia de explosivos en las cercanías al aeropuerto de Cúcuta

Frontera

Así lució el paso fronterizo este 23Agto

Frontera

«Homicidios, extorsión y bandas criminales»: el gran reto del nuevo comandante de Cúcuta

Frontera

Destacados

Polémica por valla en la autopista que une a Cúcuta con La Parada

Fue descuartizado y enterrado por su pareja en Chile

“La estabilidad del Táchira no se perturba”, asegura el gobernador Freddy Bernal

Alcaldía de SC y vecinos combaten plaga de roedores en Santa Teresa

Se parte y cae la Cuesta Las Brujas en Barrancas

Editorial Torbes CA
J-070059680

Miniavisos

Edición Impresa

Mapa del sitio

Política de privacidad

Sobre Nosotros