Caminando entre dificultades, trabajando con recursos escasos, tenemos quienes estamos en la función pública, en todos los espacios, una obligación urgente para avanzar con determinación en la construcción y en la solución de los problemas de todo tipo que aquejan a nuestro pueblo.
La obligación nos viene del compromiso con la gente misma que nos ha dado el mandato para servirles. Pero lo ha ratificado claramente el Presidente Maduro en estos días. Superar el minimalismo y no justificarnos en el ataque inclemente de los enemigos internos y externos de Venezuela. Acostumbrarnos en la defensa y amodorrarnos en las trincheras, solo excusándonos para la inacción porque nos disparan, no nos permite avanzar hacia el cambio de situación, hacía la victoria.
En cada espacio con iniciativa, inventando con Simón Rodríguez, con audacia, hacer lo necesario para cumplir la tarea encomendada en todo el frente de responsabilidad.
Muy bien definía Kleber Ramírez Rojas, la audacia cuando decía que es una práctica revolucionaria que tiene el límite la pusilanimidad por un lado y por el otro la timidez, la cobardía.
Por la responsabilidad y por instrucción directa del Presidente, quien dirige está lucha, estamos obligados para gobernar con resultados sensibles, beneficiosos para todos los ciudadanos. Hacer un gobierno efectivo, eficiente, participativo, es un paso fundamental para hacer la revolución. Hacer lo que nos corresponde, nos convoca Maduro.
Jaime Bateman Cayon, el costeño bolivariano, fundador del M19 en Nueva Granada, decía que cumplir la Constitución de Colombia era una verdadera revolución. La eficiencia, la eficacia, los logros que den a los ciudadanos sensación de paz, de tranquilidad, de felicidad, buena, dedicada y participativos gobiernos con garantía de vida digna para todos los ciudadanos.
Sin escudarnos, sin justificarnos en el ataque, debemos rendir al máximo para dar felicidad y estabilidad a nuestro pueblo, que es un principio bolivariano, motor de esta revolución. //[email protected]
Arias Cárdenas