Carlos Casanova Leal
Sin una política seria que se proponga revaluar el bolívar para que tenga más capacidad de compra será imposible elevar las precarias condiciones de vida del venezolano. Aun cuando el BCV señala que la inflación disminuye, pero paradójicamente no logra bajar los precios de los productos. ¿Dónde está el problema? Que el poder de compra está muy estancado en relación con el ritmo de la inflación.
Si el poder de compra no mejora, se desmejora el consumo familiar y esto es lo que arrojan los estudios que sobre la materia circulan. Existe un deterioro en el consumo, el costo de vida aumenta, el salario queda rezagado y los bolívares de las pensiones y bonos bajan en su capacidad real de compra.
Importante entonces es considerar que el rezago en la capacidad de compra debe traducirse en una política que la saque del estancamiento, considerando que en un hogar no solamente una persona aporta, sino que ahora aportan varios, de hecho ahora verificamos que los hogares son multifamiliares, donde conviven hijos y nietos con abuelos y padres, donde todos aportan al mismo pote.
Muchos venezolanos están en los llamados emprendimientos, dándose ellos mismos una oportunidad: postres, comida para llevar y muchas otras actividades; el 50 % del que trabaja tiene actividades complementarias en búsqueda de más recursos ya que el sueldo oficial no alcanza, así tienen dos y tres trabajos.
Alimentación y salud concentran casi la totalidad del gasto en una familia, el 70 % por del gasto se concentra en alimentos, y luego salud y medicamentos un 17 %; estas son las prioridades, esta es la realidad. Aquí no entra el que tiene padecimientos crónicos y hospitalizaciones o tratamientos con motivo de enfermedades.
En estos tiempos de cambio planetario donde la revolución tecnológica está cambiando las formas de producir, es cuando hay que invertir en educación digital para que los hijos puedan ganar más que sus padres y esto redunde en una notable mejora familiar; los jóvenes hoy con educación digital desde Venezuela pueden trabajar para cualquier lugar del mundo; lógico hay que darle una vuelta a la evolución de la educación.
El último informe de Atenas Consultores señala que el 58 % de los hogares venezolanos reportan que su mayor ingreso viene de emprendimientos, y se viene detectando en los históricos de estos informes que se ha hecho mucho menos atractivo para los ciudadanos trabajar empleados formalmente en sector público o en sector privado.
Una política económica debería procurar la formalización de esta libertad financiera del ciudadano, salvo que la política gubernamental sea de la informalización de la economía para seguir desprendiéndose de las obligaciones del Estado con la seguridad social.
El informe de Atenas Consultores señala que las remesas ya no tienen el peso que sí tuvieron del 2018 al 2021, y establecen sus estudios que en promedio, de cada US$ 100 que percibe un hogar, 60 dólares están destinados a lo que es proteínas, Cesta Básica y lácteos.
La mejor evidencia de que la economía se encareció, es precisamente el hecho del peso de la remesa como fuente principal de sostenimiento del consumo en el hogar, que disminuyó cuando la canasta básica está en 1.250 dólares, le siguen enviando la misma cantidad pero compran menos.
Cuando la política se olvida de la economía, esta termina vengándose de la política, no hay crecimiento ni capacidad de consumo en los hogares venezolanos, el bono no es salario, la bolsa Clap no sustituye el consumo familiar.
Fe y más fe.