Carlos Casanova Leal
Hugo Chávez recibió una Venezuela descentralizada, con un renovado liderazgo político en estados y municipios; de hecho, la Constitución de 1999 que la revolución impulso dejó plasmada la descentralización como modelo político, constituyéndose en un Estado Federal; sin embargo, el propósito fue otro desde el comienzo, y la propia Constitución tenía incorporada la limitación que el gobierno impondría.
El cambio de modelo político, desde la descentralización a la centralización, fue progresivo, en razón de tener que desmontar primero las competencias atribuidas a gobernaciones y alcaldías, para ir centralizando todo el poder.
Una forma de gobierno va desapareciendo y otra forma de gobierno va apareciendo, ese es el tránsito de 21 años de revolución, gobiernos paralelos al propio gobierno, para poder desmontarlo.
Siempre quedará la pregunta: ¿qué hicieron los gobernantes de oposición y la propia oposición agrupada en partidos para defender esas competencias? Lo cierto es que esa pérdida de competencias se fue haciendo sin una lucha sostenida de defensa.
Fueron vaciando las competencias con sus respectivos presupuestos, perdieron margen de maniobra gobernadores y alcaldes, los revolucionarios lo fueron permitiendo y los otros, con su silencio, también.
Las nóminas de personal de estados, municipios, pasaron a ser manejadas por una oficina nacional, unificando así toda la materia de personal; su propósito es desarticular las contrataciones colectivas de estos entes territoriales y, de hecho, el Ejecutivo nacional pasa a ser tu patrón, por ser el que paga.
“Un total 5.509.563 trabajadores integran la Administración pública nacional, de los cuales 4.441.258 pertenecen al sector militar, según la Exposición de Motivos de la Ley de Presupuesto Nacional, con cifras de la Oficina Nacional de Presupuesto (Onapre)”, reveladas por la ONG Transparencia Venezuela.
Del sector público, los funcionarios abandonaron por los pésimos sueldos, pero importante destacar que la nómina de personal de la Administración nacional llegó a ser 4 millones de civiles, que ahora es absorbida por el sector militar, donde encontraremos a las milicias revolucionarias y socialistas.
Por otro lado, el presupuesto nacional está dirigido a cumplir los objetivos del Plan de la Patria, donde no figuran estados ni municipios, toda vez que esta ley es la guía programática de la construcción del Estado Comunal.
Ahora bien, ¿Qué les quedó a los estados y municipios? De conformidad a lo indicado en la propia Ley de Presupuesto, a los estados les queda el 4,33 % del presupuesto nacional, mientras que a los municipios les queda el 1,37 % del gasto total; dicho de otra manera, gobernaciones y alcaldías, chavistas y opositoras, perdieron el 72 % del Situado constitucional que les correspondía.
El Estado democrático y la República es hoy una fachada que por dentro no tiene nada; los gobernadores ahí están asumiendo una figura que antes se correspondía con la posibilidad de hacer gestión competitiva, hoy solo pintan y cambian bombillos, no tienen dinero, en razón de que el plan es ese, cascarones, para que el ciudadano crea que seguimos compartiendo el modelo político.
Nada más lejano de la realidad, del modelo político quedó la fachada, hasta que con el tiempo dé paso formalmente a las comunas y sus instancias.
El modelo político fue sustituido, usted ve una representación, ahí ya no hay nada.