Alejandro Bautista González *
En atención a lo señalado en la publicación anterior (Reconstruir a Venezuela, Parte XV), el Acuerdo de Ginebra (1966), aunque invalida el laudo de 1899, se mantiene el statu quo que él derivó. Por lo tanto, el área en reclamación se encuentra bajo la autoridad del gobierno de Guyana, hasta que no se resuelva algo diferente conforme al tratado. Este Acuerdo establece una Comisión Mixta con el encargo de buscar soluciones satisfactorias para el arreglo práctico de la controversia entre Venezuela y el Reino Unido, surgida como consecuencia de la contención venezolana de que el Laudo arbitral de 1899 sobre la frontera entre Venezuela y Guayana Británica es nulo e írrito”.
Transcurridos ya 55 años del mismo, nada se ha avanzado. Ni Venezuela ni Guyana han cedido a las propuestas manejadas entre sí, y la disputa se hace interminable. Pareciera que a Guyana no la afecta esta situación: su gobierno es quien ejerce la autoridad sobre la zona en reclamación, ha dado concesión a la transnacional estadounidense Exxon Mobil para que inicie la exploración y perforación petrolera; además, explota su riqueza minera, forestal y agropecuaria, sin haber llegado a acuerdos formales con Venezuela. El juego se encuentra “trancado”, ninguno cede. Pero Guyana se está beneficiando con la concesión otorgada y desarrolla su economía invirtiendo en infraestructuras sobre el territorio en reclamación, contraviniendo deliberadamente lo establecido en el Acuerdo de Ginebra, Artículo V, numeral 2 del ACUERDO PARA RESOLVER LA CONTROVERSIA ENTRE VENEZUELA Y EL REINO UNIDO DE GRAN BRETAÑA E IRLANDA DEL NORTE SOBRE LA FRONTERA ENTRE VENEZUELA Y GUAYANA BRITÁNICA, que a tenor dice:
“…Ningún acto o actividad que se lleve a cabo mientras se halle en vigencia este Acuerdo constituirá fundamento para hacer valer, apoyar o negar una reclamación de soberanía territorial en los Territorios de Venezuela o la Guayana Británica, ni para crear derechos de soberanía en dichos Territorios, excepto en cuanto tales actos o actividades sean resultado de cualquier convenio logrado por la Comisión Mixta y aceptado por escrito por el Gobierno de Venezuela y el Gobierno de Guyana…”
La República de Guyana siempre ha sido una especie de depositaria de ese gran territorio en reclamación, pero Venezuela tiene el derecho y dominio absoluto que le cedió la Corona española. Veamos: El 8 de septiembre de 1777, el rey Carlos III de España dicta una real cédula por medio de la cual se crea la “CAPITANÍA GENERAL DE VENEZUELA”, que reúne por primera vez en un solo cuerpo político y bajo un solo mando militar a aquellas seis provincias de Cumaná, Maracaibo, Margarita Guayana y Trinidad y las incorpora a la de Caracas para crear la nueva Capitanía General. Desde entonces, Venezuela no será dependiente de ningún virreinato. Es el verdadero nacimiento de Venezuela como país unido, bajo unas mismas autoridades civiles y militares. La real cédula de 1777 es, en síntesis, la verdadera Partida de Nacimiento de Venezuela como República.
Para sustentar los derechos venezolanos sobre el territorio cedido por la real Corona española, basta conocer los linderos de la Provincia de Guayana, donde se encuentra el territorio Esequibo, (en región enmarcada por los actuales estados Bolívar, Amazonas y Delta Amacuro, más el referido territorio), cuya capital recibía el nombre de Angostura. El límite de la Provincia de Guayana se expresa en la Instrucción de don José Ábalos, Intendente General de la Capitanía General de Venezuela, en febrero de 1779, “para la población de la Provincia de Guayana” en los términos siguientes:
“Los límites de la dicha Provincia de Guayana que da principio por la parte oriental de ella a barlovento del desemboque en el mar del río Orinoco, en el confín de la Colonia Holandesa del Esequibo.”
EN CONCLUSIÓN: Transcurridos más de 200 años del despojo “irrito” de París y 55 años del Acuerdo se Ginebra, tiempo más que suficiente para poner punto final a esta situación de “nunca acabar”. ¡No más estrategias dilatorias! Si los “buenos oficios” empleados no han sido suficientes, Venezuela como Estado, legitimo poseedor tradicional de la titularidad del territorio Esequibo, debe hacer valer sus derechos, RESCATAR y ejercer contundentes actos de soberanía sobre esta importante extensión territorial que con argucias se le pretende usurpar y su contraparte explota contraviniendo Acuerdos internacionales suscritos y aceptados entre las partes. Compatriotas venezolanos, tengamos siempre presente que:
“La soberanía no se negocia, la soberanía se defiende”.
*Doctor en Cooperación Internacional. Integración y Descentralización: Los Desafíos del Desarrollo Internacional (CIID)