Opinión
Soda Pop: la canción viral que explica cómo se contagia la cultura hoy
jueves 25 diciembre, 2025
*Rocío Márquez
¿Sabe usted qué es Soda Pop? Si aún no lo sabe, no se preocupe: en este texto le daremos algunas pistas. Pero si quiere ir más allá y tiene un adolescente en casa, puede preguntarle directamente. Es probable que no solo le explique con lujo de detalles de qué se trata, sino que incluso termine usted viendo con él la película animada donde suena la canción. Porque, exacto, este es el tema del momento entre niños y adolescentes.
En el actual ecosistema comunicacional, donde las narrativas culturales se entrecruzan con una velocidad vertiginosa, ciertos fenómenos adquieren una notoriedad que merece ser observada con lupa. Uno de estos casos es el de Soda Pop.
Se trata de una canción del grupo ficticio surcoreano Saja Boys, que desde su lanzamiento en agosto de 2025 ha logrado un nivel de penetración cultural que excede con creces su función inicial como parte de la banda sonora de la película animada KPop Demon Hunters.
¿Por qué soda pop es tan contagiosa?
Porque está hecha para quedarse en tu cabeza. O en la cabeza de los más jóvenes. Soda Pop es una composición fabricada para pegarse. Tiene tres capas perfectamente diseñadas para funcionar como producto pop: un gancho musical altamente repetible, una puesta en escena pensada para TikTok y un entorno transmedia (Netflix, clips, redes) que estimula la repetición. No es una canción cualquiera: es una pieza de ingeniería cultural.
De esta manera, su estructura es un anzuelo memético. Se apoya en una frase fácil de recordar y cantar, con un tono burbujeante y colorido que remite a lo dulce, lo inmediato, lo placentero: “Give me that soda pop, pop, pop!”.
Así que es simple, pegajosa y alegre. Usan una metáfora fácil —el deseo por una bebida dulce— para hablar de atracción y emoción. Eso hace que hasta los más pequeños puedan entenderla o cantarla sin complicarse. Y como no hay que pensar mucho para seguirla, funciona perfecto en TikTok o en cualquier red donde lo inmediato manda. No requiere mucha atención para comprenderse: en pocos segundos, el oyente —niño, adolescente o adulto— ya está dentro del juego.
Nacida en Netflix, diseñada para TikTok
El impacto de Soda Pop se multiplica gracias a TikTok, la plataforma ideal para lo breve, lo visual y lo bailable. El clip oficial de la canción está coreografiado y editado de forma que cualquier fragmento se pueda recortar fácilmente y convertir en un challenge o desafío, un reto que se vuelve popular en redes sociales y que los usuarios intentan replicar.
Es aquí donde su contagiosidad crece: porque no solo se escucha, se actúa. La canción habilita una identidad performativa —“yo también puedo hacerlo”, “yo también pertenezco”— que es clave en la cultura adolescente.
¿Qué más es interesante de Soda Pop?
Instagram, Reels y YouTube Shorts replican la dinámica. Twitter y Reddit alimentan la conversación con memes, rivalidades entre fans y versiones irónicas. Así, el contenido se mueve entre plataformas, generando una convergencia digital que refuerza su presencia y su permanencia. No es una red social aislada la que impulsa el fenómeno, sino una constelación que actúa al unísono. Esto, comunicacionalmente, es un tesoro.
También podemos resaltar que la canción no se quedó en la pantalla: pasó a los patios escolares, a las fiestas de cumpleaños, a las coreografías familiares. Activó además el músculo del fandom K-pop, con su lógica de grupos enfrentados, lealtades, rituales compartidos. Niños y adolescentes no solo consumen Soda Pop: la recrean, la adaptan, la usan para construir su pertenencia.
¡No todo lo que brilla es oro!: comercialización de afectos e idealización estética
Soda Pop tiene una fórmula efectiva: humor, acción, emociones reconocibles (ansiedad, identidad, deseo de pertenencia) y un ritmo que no suelta. Es por eso que los más jóvenes la reescuchan y la comparten sin cansancio. Pero también cabe preguntarse: ¿qué tipo de vínculo emocional nos proponen estos productos? ¿Qué implica que sentir se traduzca en compartir, grabar, postear y repetir?
Hay aquí una comercialización de afectos y una idealización estética que pueden reforzar exigencias —de imagen, de carisma, de éxito— especialmente sensibles en la adolescencia. Incluso el empoderamiento representado en pantalla viene cargado de una estética que remite más a una marca que a una experiencia real. Esta es la parte de la canción y de la película que nos invita a pensar qué valores se multiplican con estos productos culturales. Sobre todo, si tenemos un adolescente en casa.
Quizá ampliaremos esto último en otra oportunidad. Por ahora, comunicacionalmente, Soda Pop nos permite entender mejor cómo se produce hoy la viralidad: mediante contenidos diseñados desde el origen para circular, ser cortados, repetidos y actuados. No es solo una canción: es un formato. Funciona porque ofrece juego, identidad, pertenencia y ritmo, todo en uno.
Mientras tanto, quizá usted también pase la navidad escuchando: “Give me that soda pop, pop, pop!”.
*Comunicadora social. Doctora en Ciencias Humanas. Profesora de la Escuela de Comunicación Social, Universidad de Los Andes-Táchira.








