Gustavo Villamizar Durán
La cosa pudo ser muy buena, excelente quizás, una experiencia creativa de verdad, pero como siempre, dista mucho del decir al hacer. Lo que se planteaba en el Plan Cada Familia una Escuela era alentador, cuando menos en el propósito de subvertir la rutina fatigante del aula en nuestra escuela del día a día y eso ya es bastante. Era una gran oportunidad, sin duda. El solo hecho de no ser presencial ya constituye una modificación que obliga a producir cambios en la enseñanza y el aprendizaje, no solo para el maestro y el alumno por aparte, sino para los dos, comprometidos en ese proceso innovador. Aún más, la experiencia vivida en medio de una pandemia sobrevenida en ese pequeño mundo que es la casa y la comunicación a distancia del o la maestra, ampliada con la participación de la familia, los hermanos, los padres o abuelos, hubiera sido ocasión especial para generar nuevos procesos de aprendizaje en medio de circunstancias tan novedosas. Sin embargo, al parecer más pudieron la costumbre y la resistencia al cambio por parte de los docentes, con algunas meritorias excepciones. El ensayo de la educación a distancia que se inició bajo la presión de continuar el año escolar en medio de la pandemia del Covid19, devino en una frustrante reiteración de la práctica rutinaria del aula. La mayoría optó por insistir en las fatigantes tareas que diariamente se señalan para “aprovechar el tiempo” en la casa, de tal suerte que usando tecnologías, internet, canaimitas, tablas, colecciones de textos y demás, retornaron los infaltables cuadernos de tareas y láminas para cumplir con lo de siempre: cargar a los discentes con unas labores poco explicadas, con escasas instrucciones, las más de ellas tomadas al calco del libro de texto, absolutamente inservibles para generar aprendizajes relevantes.
A sabiendas de la circunstancia y en procura de aliviarle a los discentes la ya difícil situación de la cuarentena, al tiempo de ayudarles a lograr aprendizajes de cierta calidad, nos permitimos hacer algunas sugerencias a los docentes para la asignación y realización de las tareas en casa: 1) plantee las tareas en términos de que, sin exageración, el aprendiz sienta la esperanza del docente en sus buenos logros. Eso será un gran estimulante. 2) intente implicar a los adultos de la casa en el quehacer asignado, no para que le hagan la tarea, sino sobre todo ayuden a comprender y orientar el encargo estimulando al niño o joven; 3) evite que el trabajo encomendado sea muy extenso y repetitivo. Es preferible fraccionarlo en varias sesiones manteniendo su continuidad y conexión general; 4) si el alumno no percibe con claridad el propósito de la tarea, desciende su interés e implicación en ella, convirtiéndola en un simple copiar y pegar; 5) busque que los estudiantes entiendan el sentido y contenido de la labor asignada, ello los ayudará a raciocinar y asumir con entusiasmo el trabajo; 6) procure que la actividad asignada constituya un reto, una invitación a razonar, lo cual conduce a lograr buenos aprendizajes; 7) dependiendo del grado y la etapa, pruebe relacionar el tema o punto asignado con otra u otras disciplinas o asignaturas, será un buen ejercicio de integración de saberes; 8) trate de establecer un canal de retorno permanente para que el estudiante pueda consultar y/o plantear interrogantes; 9) no insista tanto en la evaluación y las calificaciones, por el contrario, ofrezca comentarios acerca de los trabajos e indique lo que se pueda mejorar y en este caso, ofrezca estrategias claras para lograrlo; 10) la evaluación es un requisito, quizás importante, pero no puede anteponerse a la certeza del aprendizaje y el dominio de los contenidos. Además, está claro que una actividad nueva, desconocida para los discentes, no puede evaluarse con los mismos criterios de la rutina presencial. Destacar aprendizajes de buena calidad y no tantas cifras.
Recordemos una frase del científico chileno Humberto Maturana: «Los niños se transforman en la convivencia y va a depender de cómo se conduzcan los mayores con ellos, no solamente en el espacio relacional, material, sino en el espacio psíquico».