Porfirio Parada
Texto encerrado y estático. Suspendido de algo inservible. En el punto verde, explosiones, en el lugar remoto, cacerolas. Sácame de aquí, lejos del caos, una patria nueva, un viejo bar. Para hablar de historias y gobiernos, para burlarme de los discursos, de la radio, y del internet. Sácame de aquí y cuéntame algo que nazca de una sonrisa tuya, una casa, la muñeca prestada, tu primera gran bicicleta. Mientras no hay transporte, mientras no hay autoridad. El chiste, el cuento, la anécdota. Algo que invite a que se joda la crisis, algo que tenga pizzas, limón y sal. Muéstrame una nueva serie, un pensamiento inquieto, tus ojos cuando prueban el dulce. Algo libre como la playa, algo que no ensucie las palabras. Un texto abierto sin protestas, una fórmula para reconciliar, yo te escucharé compartiendo contigo, un helado de chocolate con maní, una montaña y un abrigo para ti. Una palmerita en la Gran Avenida, un abrazo y una película que te debo. Invítame la mirada, tu reflejo cercano, tu belleza en cuestión de segundos, la pulsión directa cuando me hablas, el recorte del tiempo inmediato. Cuéntame desde el principio. Cuéntame mientras bailamos. Cuéntame mientras te busco. Cuéntame mientras te sueño. Cuéntame mientras no haya final. Hagamos un nuevo romance y un nuevo escape también. Un nuevo país en tu imaginación.
Uno es lo que recuerda de la montaña. Parte de lo que se come un político. La incredulidad de una calle trancada. El delirio de un momento improvisado. La actitud infantil que uno poco madura. Lo que uno siente después de sentir. Los restos que deja un cuento con cerveza fría. El juego que uno termina y vuelve a empezar. La experiencia de ignorar conversaciones. El saludo descubierto y recién nacido. El seguir en movimiento sin saber seguir. La fotografía como arma y compañía. El deseo de pretender ser lo que uno quiere ser. La naturaleza desnuda y la desnudez contra natura. La inesperada crudeza de un dolor repentino. La alegría y su continua distracción divertida. La vida de otras vidas de una misma. La realidad de mis pies hinchados y torcidos. La voluntad de sentir la música sin escucharla. Los fragmentos de novelas que parecen escritas para uno sin razón alguna. La nostalgia de los viejos tiempos y su recuerdo trasnochado. La fortuna o el infortunio del sentimiento después del alba. La experiencia de las soledades y sus fantasmas. La estrategia para una trama o una liberación. El descuido en las situaciones más importantes. El anhelo de querer y luego vivir para olvidar. Las nuevas vidas que se viven dentro de la misma vieja. Uno es el final de un texto que recién comienza.
*Lic. Comunicación Social
*Presidente de la Fundación Museo de Artes Visuales y del Espacio
*Locutor de La Nación Radio.