Este es el objetivo político que tiene que plantearse la sociedad democrática con el chavismo, que igual que el comunismo representa el oscurantismo, la involución, la esclavitud moderna, la pobreza y la dominación por hambre.
La revolución se planteó acabar con la democracia para instaurar el autoritarismo, a partir de la propia democracia; llegar al poder para liquidarla. Revisemos cómo lo hizo para tener una comprensión mejor del tema.
En tiempos de la democracia representativa, cuando el modelo constitucional centralista y presidencialista se agotó, se propuso la descentralización político-administrativa, como vía para salvar la democracia. Este proceso estuvo apoyado por la sociedad y, con su presión, los partidos la aceptaron. En este proceso se encontraron del mismo lado los golpistas (Chávez) con los medios nacionales de mayor influencia, junto a los amos del valle y cúpulas partidistas; que conspiraron para acabar con la descentralización.
Chávez gana las elecciones, y no se propone compartir el gobierno con los derrotados; por el contrario, define una hoja de ruta para desplazarlos. Convoca una Constituyente y promueve una nueva Constitución, la bolivariana, y su articulado le permitió llegar hasta aquí.
Comienza con la idea del Estado social, que no es otra cosa que un Estado con obligaciones sociales. Una constitución concebida para el populismo y paternalismo, con una extraordinaria carga estatista. Otorga el derecho de libertad económica (dedicarse a la actividad económica de su preferencia), el derecho de propiedad y la iniciativa privada; pero la amarra y la somete a la mal llamada justicia social, que permite la intervención del Estado en la economía y en la actividad ciudadana.
Usado este principio de forma maximizada se llega al control por parte del Estado de toda la actividad derivada de la planificación central. Está diseñada, no para lograr el desarrollo de la actividad económica, sino para lograr que el Estado intervenga en todo, así el Estado regula todo e interviene en todo.
Chávez pensó que podía caminar más rápido para llegar al socialismo y convoca una reforma constitucional en el 2007, cuyo referendo pierde; y luego prosigue la ruta socialista por la vía legislativa.
La Constitución bolivariana, ya descrita de forma muy resumida, permite que llegáramos hasta aquí, hasta el comunismo.
Por tanto, que la oposición gane unas elecciones presidenciales y gobierne con la misma constitución cuyo articulado permite llegar al comunismo, es consentirles a los revolucionarios hacer la política con las bases estatistas e interventoras echadas.
Para que exista cambio real, tenemos que sustituir las bases constitucionales establecidas como medio para llegar al comunismo; y no es de otra forma, que convocando una constituyente para la elaboración de una constitución liberal, con un sistema económico donde prive la libertad ciudadana por encima del Estado, donde no pueda intervenir en la actividad productiva del ciudadano.
Una nueva constitución debe impedir que lo que nos sucedió en Venezuela se repita. Ya que si los cambios no se hacen correctamente, los socialistas regresarán; el caso argentino es el mejor ejemplo, el presidente Macri pensó que con el “gradualismo” podía lograr el cambio, y fracasó.
Bajo la premisa de que no hay cambio sin sustituir la Constitución, exíjales a los políticos ese compromiso de cambio; si no es real, prepárese para el regreso de los comunistas.
Saldremos del régimen, pero para que no regrese, hay que promulgar una constitución liberal.
Dios los bendiga.
Carlos Casanova Leal