Alejandro Bautista González
Al comienzo de la recién finalizada semana circuló el texto de una carta dirigida a la AN, suscrita por un dirigente de ANCO, donde se manifestaba inconforme con la interpretación que el máximo organismo legislativo daba a la Consulta Popular propuesta, la cual asumió y dispuso formalizar su respectiva convocatoria, como en efecto hizo. Sin entrar en detalles sobre el contenido de su texto, porque no se trata de polemizar sobre las razones o no de lo allí expresado. Vivimos momentos difíciles y de apremio y entendemos que como humanos nos afecta cualquier sutileza o actitud que se genere o difiera de nuestro criterio: nos encontramos hipersensibles, no es para menos. Pero ante las dificultades que nos agobian, debemos actuar con sabiduría y cordura que nos lleve al entendimiento racional con nuestros semejantes, que también pugnan por alcanzar objetivos que nos son comunes: la libertad, la justicia y la grandeza de nuestro país.
Punto clave que debe prevalecer en el ánimo de los venezolanos, dispuestos a liderar y encauzar las causas por nuestra libertad y democracia, lo constituye, indispensablemente, el altruismo, el entendimiento y la unidad de criterios; comprendemos que nuestra lucha y objetivos es por causas comunes que nos afectan y duelen a todos los ciudadanos. En ese sentido, es necesario deponer intereses personales o grupales, cuando del país se trata. Se precisa llegar a puntos coincidentes que nos acerquen y unifiquen. La clave es la UNIDAD, punto convergente que nos integre a todos para consolidar ideas y propósitos. Bolívar, nuestro Libertador, fue un ferviente partidario de la unión. Ese gran deseo lo llevó hasta su muerte y así consta en su última proclama, al expresar…¡Si mi muerte contribuye a que cesen los partidos y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro!
En esa intención, con el mayor respeto, debo expresar que la unión y la unidad constituyen vocablos constantemente empleados por los partidos políticos, sector público y entidades de la sociedad civil organizada, pero que en sus intenciones -no siempre-, por diferentes motivos logran alcanzar. En la lucha que por la libertad ocupa a los venezolanos, debe prevalecer la sindéresis y la mejor disposición por lograr los objetivos propuestos. La CONSULTA POPULAR es nuestro objetivo y está a la vuelta de esquina. Nada debe obstaculizarla. Los diputados y los políticos de la AN, de una parte, y los miembros de ANCO, responsables de su realización, por el bien del país y nuestras familias, deben mantenerse en un clima de auténtica cordialidad y entendimientos, evitando cualquier hostilidad o enfrentamientos que empañen el feliz desarrollo de la Consulta salvadora. Esta generará beneficios por igual para todos y el país, diezmado, recuperará la confianza. ¡Claro que sí podemos! De ahí que la clave del éxito está en forjar una férrea UNIÓN que nos conduzca a la UNIDAD tan deseada. Cuando cesen los partidos en sus exigencias, se consolidará la unión que tanto preocupó a nuestro Libertador.
A lo anterior, debo señalar que el Papa implora a los políticos que estén “muy unidos” para vencer. Unidos avanzamos. Si un impasse surge y “Si estás pasando por un mal momento, sigue adelante”, sentenció Churchill. Y si la situación es tal que no se avanza, “Si no puedes volar, corre; si no puedes correr, camina; si no puedes caminar, gatea. Sin importar lo que hagas, sigue avanzando hacia adelante.” El compromiso es con nuestra patria. ¡Cumplámosle!
La AN acogió la propuesta de CONSULTA y encomendó a sus proponentes, ANCO, su organización y ejecución. En consecuencia, ANCO asumió un reto con el país y sus ciudadanos; la AN está en su derecho de estar al tanto de sus ejecutorias y apoyar sus directrices y hacer recomendaciones, pero no puede ni debe interferir su normal proceso. Ante esta realidad, me atrevo a sugerir la conformación de un acuerdo de unidad política entre estas dos partes (AN-ANCO), cuyo único objetivo sea la feliz culminación del proceso de la CONSULTA POPULAR, en el entendido que toda alianza tiene lugar bajo un pacto. Un pacto es contraído por dos o más entes en función del cumplimiento de un objetivo común.
A través del referido pacto, la Asamblea Nacional delegará en la Comisión Organizadora de la Consulta (COC), durante el tiempo de su ejecutoria, toda la confianza para su gestión y ejecución; por su parte, la COC se responsabiliza por todo lo inherente a la misma hasta su feliz culminación y presentará informe general y el Acta de Escrutinio de la misma. Con este acto cesará su compromiso. De ahí en adelante, será la AN la responsable de gestionar y hacer cumplir el mandato de la CONSULTA POPULAR.
Que el Espíritu Santo derrame sobre las partes involucradas luz, sabiduría y mucha sensatez.
*Doctor en Cooperación Internacional. Integración y Descentralización: Los Desafíos del Desarrollo Internacional