Eduardo Marapacuto
Nosotros debemos sentirnos orgullosos de lo que somos como pueblo, por ello decimos que desde aquella mañana del jueves santo del 19 de abril de 1810, Venezuela ha ocupado una voz destacada en la política internacional, cuyos ecos vibran en las corrientes del tiempo. Ese día marcó el inicio de un proceso que nos llevó a la independencia y a lo largo de estos dos siglos con sus dos décadas y media, nos ha permitido construir una identidad nacional que ha sido observada, analizada y estudiada por muchos países en el mundo. Como muestra, a Bolívar lo estudian casi todos los ejércitos del mundo, para comprender la magnitud de su liderazgo, sus estrategias, la valentía y el coraje del pueblo venezolano, que luchó y sigue luchando por la dignidad de la Patria. Todo ese esfuerzo mancomunado ha hecho que nuestra Nación sea un punto de referencia, de lucha, de resistencia y fortaleza para vencer las tormentas del destino.
Nuestra historia está marcada por la firme decisión de mantener la independencia frente a poderes y fuerzas imperiales hostiles que han intentado doblegar y dominar al pueblo venezolano. A lo largo de los años, el país ha enfrentado desafíos internos y externos, pero la determinación para tomar decisiones propias ha sido inquebrantable. Esta lucha legítima y soberana no sólo ha sido un acto de resistencia, sino también una declaración de principios cuyas letras resuenan en el ámbito internacional, inspirando a otros países a no desmayar en la lucha.
En el contexto actual de este mundo acelerado, congestionado y convulso, la geopolítica juega un papel fundamental en la forma en que Venezuela es percibida. Nuestra Nación, bajo la conducción del gobierno revolucionario liderado por Nicolás Maduro, tiene bien delineadas las coordenadas de las alianzas con potencias aliadas. La posición geoestratégica de Venezuela, rica en recursos energéticos como el petróleo, la convierte en un actor de peso en las dinámicas del poder global. La mirada internacional hacia Venezuela no solo se centra en sus recursos, sino también en su capacidad para ser un bastión de resistencia ante las políticas hegemónicas y agresoras de los imperios
Esa misma visión de la política venezolana ha marcado la mirada solidaria del retorno a la Patria y la férrea defensa de los hijos e hijas de este país; enfoque que ha llevado a la iniciativa de buscar, rescatar y proteger a nuestros compatriotas que están fuera del país. Precisamente, el rescate de la niña Maikelys Espinoza, quien había sido secuestrada por el estado norteamericano, es un claro ejemplo del compromiso del gobierno del presidente Nicolás Maduro con su pueblo y las familias venezolanas. Ese acto de este miercoles 14 de mayo, no solo resalta la importancia de la protección infantil, sino también pone de manifiesto la determinación de la República Bolivariana de Venezuela para enfrentar las injusticias y violación de los Derechos Humanos perpetradas por otras naciones.
Ahora bien, es innegable que la mirada internacional hacia Venezuela está influenciada por intereses geopolíticos y económicos. Sin embargo, es fundamental reconocer que detrás de esa mirada, aquí hay un pueblo que sigue luchando por la dignidad y los derechos del pueblo. Así somos, nuestra historia es de resistencia, de coraje y determinación. Estamos en el ojo de la mirada internacional, por el valor intrínseco que representamos como Nación soberana, que defiende su independencia como el bien más preciado logrado hace 210 años. Hoy amanecimos a 16 de mayo y ya faltan nueve días para las elecciones de gobernadores, diputados a la Asamblea Nacional y Consejos Legislativos, donde la Victoria revolucionaria ya sopla sus vientosde primavera.
*Politólogo, MSc. en Ciencias Políticas. MSc. en Seguridad de la Nación.