NOCHE DE RONDA 133
23 de noviembre de 2024
Eduardo Marapacuto
Los acontecimientos se van configurando, desconfigurando y reconfigurando en la dinámica geopolítica de poder global, donde Venezuela desempeña un papel significativo en esos escenarios de incertidumbre para muchos, pero de certidumbre para los que apostamos por esta Patria soberana y con una inmensa riqueza en recursos naturales, principalmente petróleo. Desde el descubrimiento de grandes reservas de petróleo en el Siglo XX, el país ha sido un actor clave no solo en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) sino también en los debates sobre las dinámicas de poder internacional. Venezuela tiene las reservas de petróleo más grandes del mundo, lo que le confiere un estatus estratégico.
Producto de los ataques con 970 medidas coercitivas unilaterales, que no son otra cosa que agresiones directas contra Venezuela, y que generan hiperinflación, escasez de productos básicos, colapso en la infraestructura y la migración de millones de venezolanos; para endosarle esos efectos colaterales al gobierno de Nicolás Maduro. Por eso los ataques, el terrorismo, el fascismo, el neofascismo y toda esa diámica de lucha perversa, sistematica y permemente que tienen algunos países contra Venezuela. Derrocar a Maduro es la obsesión de los Estados Unidos y de otros gobiernos.
Igualmente, la situación política en Venezuela se ha intensificado en los últimos días con la polarización entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición, donde a través de una narrativa de líneas curvas y de verbos copulativos, Nicolás Maduro es calificado como un dictador y violador de los Derechos humanos, lo que ha llevado a una serie de agresiones internacionales, particularmente por parte de Estados Unidos y la Unión Europea. Las sanciones, que en realidad son agresiones, han exacerbado la crisis económica, limitando el acceso del país a mercados internacionales y recursos financieros.
Sin embargo, a pesar de esas presiones, el gobierno de Maduro ha buscado consolidar su poder, recurriendo a alianzas estratégicas con países como Rusia y China. Estos países han proporcionado apoyo económico, militar y diplomático a Venezuela, lo que permite al país mantener su independencia plena frente a las presiones y agresiones occidentales. La relación con China, en particular, ha implicado acuerdos de financiamiento e inversiones en sectores claves, mientras que Rusia ha ofrecido apoyo militar y ha expresado su oposición a las agresiones.
Los grandes esfuerzos que ha hecho Nicolas Maduro para fortalecer relaciones con naciones dentro y fuera de América Latina, como Bolivia, Colombia, México, Nicaragua y Cuba, subrayan la estrategia de soberanía política. A la vez, el involucramiento de Venezuela en organizaciones como ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América) y la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) muestran su intento de fomentar una agenda regional alternativa a los intereses de Estados Unidos. Y el remate de esta estrategia de soberanía plena, es la entrada de Venezuela a los BRICS.
El futuro de Venezuela en la geopolítica mundial es de plenitud. La presión internacional puede intensificarse, pero nuestra situación interna muestra cada vez más signos de mejora. Igualmente, la estabilización de la economía venezolana y la recuperación del sector petrolero apuntan al fortalecimiento real, lo que reafirma el liderazgo de Nicolás Maduro a nivel regional y mundial. Los cambios políticos en América Latina y a nivel mundial, influirán en la dinámica geopolítica y en la forma en que se percibe a Venezuela en la arena internacional. Las relaciones de Venezuela con China y Rusia, así como su papel en la agenda política del poder mundial, seguirán siendo factores claves en su relevancia geopolítica. ¡Qué así sea!
*Politólogo, MSc. en Ciencias Políticas.
Investigador RISDI-Táchira
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