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16 de septiembre de 2024
Porfirio Parada
uve la oportunidad y dicha de viajar a Mérida para el XI Encuentro Intercultural de las Artes, evento que realizó la organización internacional Nueva Acrópolis durante un fin de semana en esta hermosa tierra andina. Fueron 3 días del mes de abril donde pude compartir una gran experiencia con participantes, artistas, voluntariado y organizadores. En un principio, recibí la información de este encuentro cultural a raíz de mis visitas a charlas, talleres, club de lectura, que organiza Nueva Acrópolis con sede en San Cristóbal, espacio para el conocimiento, para la filosofía, para el bienestar del ser humano, encuentros donde los veo beneficioso para las personas y para la comunidad de donde vivo.
Antes del viaje, compartí y jugué varios partidos de futbolito en una cancha de la ciudad con miembros de la organización, además de las charlas y clases, Nueva Acrópolis también ofrecen diferentes espacios de esparcimiento, recreación, y actividades deportivas que permiten ejercitar tu cuerpo y mente de manera sana y productiva, en uno de esos encuentros, conversamos sobre la posibilidad de viajar con ellos a Mérida para compartir con los otros miembros de Nueva Acrópolis Mérida y Ejido, contento me sentí al saber que iba a viajar y que sin duda sería provechoso en lo espiritual, en el conocimiento y en la oportunidad de conocer nuevas personas y lugares de Mérida. Nueva Acrópolis también cuenta con una biblioteca para consultar distintos libros y obras y realizan con frecuencia Club de Lectura, donde leen libros sobre mitología entre otros temas.
Viajamos un viernes ya casi al mediodía. Llegué a la sede con apariencia de viajero, o mejor dicho de aventurero con ganas nutrirme, escuchar personas, la naturaleza, los ecos de los espacios que registra el camino. Apenas llegué estaban moviendo y bajando algunas cajas a la buseta que nos llevaba, la mayoría estaba colaborando, miembros de la organización y voluntariado, me encontré a Manuel Rojo, un artista conocido que también iba al viaje y nos alegramos en vernos, fue en su mayoría, mi compañero de viaje. Ya cuando arrancamos y luego de la presentación y palabras de bienvenida, al rato, ya recorriendo las carreteras de los pueblos del Táchira para luego finalizar entrando a los túneles de Mérida, se escuchaba durante el recorrido música en la parte trasera de la buseta. Entre canto, tambores, cuatro, e incluso karaoke, fue el inicio, celebración, y bienvenida al viaje que reunía arte, filosofía, teatro, música, y la participación de dos países hermanos como son Venezuela y Chile, sin embargo, también hubo presentación de tango de la Argentina.
Cuando llegamos a Mérida nos recibió el equipo organizador de Nueva Acrópolis Mérida y Ejido, respectivamente, en la sede merideña. Había un gran ambiente, hacía frío, y nos recibieron con bebidas y comida. A continuación compartieron la programación artística y cultural de XI Encuentro Intercultural de las Artes, nos hicieron invitaciones para visitar lugares turísticos de la ciudad, sin excluir las informaciones, las clases especiales, y talleres de Nueva Acrópolis por los días en Mérida, mientras ensayaban y definían detalles para el encuentro cultural que finaliza con un partido de futbolito amistoso, entre las delegaciones de Mérida y Ejido contra los miembros participantes de la delegación de San Cristóbal. Comí pastelitos andinos, fui al mercado popular, recorrí calles que hace años no caminaba, pensé en la vida, registré los encuentros, hablé con Dios.
En Nueva Acrópolis se promueve y fomenta valores, herramientas, mensajes, ideas, virtudes para el entorno, es decir, partiendo desde la filosofía práctica, o lo que ellos llaman filosofía para la vida, buscan fortalecer a sus miembros y la gente que se suma de forma colectiva, en grupo, sin dejar por fuera la parte individual de todo ser humano. Eso lo he visto desde que he estado en las clases de San Cristóbal, así como también en el viaje a Mérida. Tanto los encuentros, las reuniones, la energía, la conversa cuando conocía los demás miembros, la ciudad de Mérida, sus montañas, me permitió alimentarme de esa convivencia, de absorber esas palabras claves que nos ofrecen, de permitirme ser libre en el mejor ambiente.
El sábado estuvimos en varios momentos del día en la sede Nueva Acrópolis de Mérida, en la tarde compartimos y escuchamos una clase que tenía algo de filosofía, algo de convivencia, algo de fraternidad y unión, algo de cultura, se hablaba sobre el hoy y el presente, sobre los retos del ser humano, sobre el viaje que emprendimos por pocos días, se fortalecía los avances de cada uno de nosotros, los retos que viene y más, sentí emociones encontradas, satisfacciones personales, muestras de afecto y cariño, valores humanos y más.
El domingo fue la fecha central donde se llevó a cabo el XI Encuentro Intercultural de las Artes, y pude observar una programación nutrida, con varias agrupaciones y presentaciones, entre la música, el teatro, las danzas, el folklore chileno, venezolano, incluso argentino. El evento se desarrolló en un Centro Comercial de la ciudad, con la presencia del público y gente que entraba y se quedaba viendo, disfrutando. Todo salió sin mayores dificultades, al final pude registrar los rostros contentos, un poco cansados pero felices, luego de la jornada productiva, promoviendo el fortalecimiento y la unión de estos dos estados de Venezuela, tanto Táchira como Mérida. Posterior al cierre fuimos por El Valle, montaña arriba, a jugar un partido de futbolito, entre el paisaje andino y el disfrute, fue un momento ameno que nos reímos, expulsamos algunas calorías y la pasamos bien.
Cuando vi, y como suele pasar en los grandes encuentros, ya era lunes, me dio la sensación que el tiempo pasó rápido y ya nos estábamos regresando para San Cristóbal. El regreso tuvo la energía y la fuerza que cuando salimos, un ambiente de compartir, y de buena armonía, pero también sentí agradecimiento por el desarrollo de toda la programación, por los días en Mérida, por finalizar con éxito el XI Encuentro Intercultural de las Artes, yo me regresaba recargado, nutrido, con la fortuna de conocer nuevas y agradables personas, con la dicha de haber viajado y construirme y reconstruirme en el viaje, construyéndome a mí mismo, con la colaboración de Nueva Acrópolis. Construyéndome con lo que quiero ser, lo que estoy logrando, formándome desde el presente.
¿Cómo puedo finalizar este texto sobre mi experiencia con Nueva Acrópolis? Primero comparto la enseñanza que me dijo uno de sus profesores, sobre que las acciones particulares crean valores universales, ese viaje me permitió agregar un conocimiento más a mi vida, un valor vital en el pensar, reforzar actitudes, ser hombre local pero que ve y siente más allá de las fronteras, trabajar en la mente y en el pensamiento, buscar la solidaridad, la unión y la paz. Viajar es comunicarse con uno mismo, es ser otro en la esencia de uno, viajar es la búsqueda natural del ser humano. Me regresé a la ciudad pensando, definiendo y sintiendo mi vida, lo que he sido, soy y seré, pero del mismo modo regresé con la convicción que puedo seguir contando con un espacio para estar, para seguir fortaleciendo y desarrollando como individuo, me voy encontrándome con Nueva Acrópolis, ese espacio sano donde puedo estar y buscar parte de mi camino y huella en este mundo. Para mayor información sobre Nueva Acrópolis, aquí su cuenta en Instagram: @nueva_acropolissc
Lic. Comunicación Social
Locutor de La Nación Radio
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