Rosalinda Hernández C.
A través de un comunicado en el que se explica la preocupación de los sectores que hacen vida en la región, miembros y actores de diversos espacios académicos, culturales, deportivos, religiosos, económicos, de organizaciones no gubernamentales, de defensa de los derechos humanos en el Táchira, se pronunciaron este lunes, 18 de octubre, ante los últimos acontecimientos relacionados a la tentativa de reabrir los pasos fronterizos internacionales formales con la República de Colombia, en el vecino departamento de Norte de Santander.
Los académicos, Francisco Sánchez y Marlene Bustamante, hicieron pública la declaratoria y resaltaron que el foco del documento, que han suscrito hasta la fecha más de 50 ciudadanos, recae en la necesidad imperiosa de reabrir los pasos formales en la frontera.
“Queremos que la frontera se abra para la gente, la prioridad deben ser las personas. El intercambio de mercancías es importante, tanto el internacional como el transfronterizo, es necesario y vital, pero el paso de fronteras debe ser para la gente. Es inaudito que se permita el paso de mercancías por canales formales, pero se relegue el paso de las personas y estas continúen padeciendo la muerte, el riesgo, a través de las trochas”, dijo Francisco Sánchez, coordinador del postgrado del Centro de Estudios Frontera e Integración, de la Universidad de los Andes- Táchira.
Para el docente universitario, el tema de la frontera debe ser abordado, tanto en Venezuela como en Colombia, como una política de Estado, que asuma a la frontera como un todo dentro de la nación y no un asunto coyuntural, o que obedezca a una campaña política, detalló Sánchez.
Las personas son lo más importante
Por su parte, la miembro del Centro de Estudios Frontera e Integración de la Universidad de los Andes en Táchira, Marlene Bustamante, precisó que la principal intención del documento que presentan es dar prioridad a las personas, “porque somos quienes hemos construido y llegado para hacer sociedad en términos positivos”.
Bustamante apuesta por la capacidad que tienen los seres humanos en ser constructivos y avalar su futuro, pero cuando estos seres humanos dejan de ser prioridad, se da pie a grandes dificultades, crisis, y ante esto no es posible continuar como testigos silenciosos del cierre de la frontera.
“La vida de la frontera es la del Táchira y Norte de Santander. Es un nicho y es una debilidad, y eso se ha descubierto tras seis años del cierre. Antes de esto, creíamos que la frontera era solo intercambio, fortalezas y vitalidad económica”.
Cuando las personas dejan de ser importantes en la sociedad, deja de importar que 3.6 millones de personas que han sido parte del éxodo venezolano han salido por Táchira y no interesa cómo pasan de un lado a otro de la frontera, ni por dónde salen, a qué riesgos se sometan o cuántas limitaciones tengan y quiénes puedan perder la vida en ese trance.
“No podemos continuar siendo testigos pasivos de esa crueldad”, denunció la docente universitaria, quien aclaró que su posición la hace a modo personal.
Ciudadanos binacionales
Jorge Romero, representante de la sociedad civil, explicó que a través de los tiempos los habitantes de la frontera, entre Táchira y Norte de Santander, se han definido como ciudadanos binacionales, no solo debido a los grandes lazos de hermandad que los unen, sino por su historia educativa, económica y comercial.
“Estas relaciones se han transformado en una codependencia entre los ciudadanos de ambas fronteras”.
Para Romero, hasta hace muy pocos años eran los venezolanos quienes mantenían activa la economía de Norte de Santander y ahora se mantiene, pero no porque exista una bonanza, ahora se debe a la crisis humanitaria que existe en Venezuela, que ha generado una caravana de seres humanos que llegan a Colombia y luego prosiguen al resto de América Latina.
“Los tachirenses sabemos de frontera, conocemos que, desde antes de agosto de 2015, en la frontera había muertos y que todos los días, en el río Táchira, tanto las autoridades venezolanas como las colombianas recogen cadáveres de personas que se han atrevido a pasar por las trochas y muchos de esos cadáveres son enterrados en fosas comunes porque no son reconocidos, ni se sabe quiénes son sus familiares. A muchas de esas personas las pican y las lanzan al río”.
Romero recordó los acontecimientos que llevaron al cierre de frontera en el 2015, un supuesto enfrentamiento en el que salieron heridos dos militares. “Esos hechos siempre han ocurrido en la frontera de San Antonio y Ureña. No solo heridos, también ha habido funcionarios militares y policiales muertos; ese no fue el motivo, nosotros sí sabemos cuáles fueron las causas reales del cierre de la frontera”.