Para el abogado Jesús Vivas Terán, “el caos en que Maduro hundió a Venezuela, destruyendo casi hasta los cimientos del país, tiene como prueba irrefutable el oscurantismo eléctrico a que estamos siendo sometidos por este inepto gobierno a través de Corpoelec”.

—Los cortes eléctricos convierten el día en noches porque hacen inoperantes todas las instituciones del país, vale decir bancos, tribunales, clínicas, hospitales, comercios, viviendas, además de semáforos, vías de comunicación, estaciones de servicio y toda actividad propia del siglo 21 que realice el venezolano, retrotrayendo al país a mediados de 1800, cuando no existía la energía eléctrica y, obviamente, tampoco computadoras ni Internet, plataformas digitales, nacionales e internacionales, medios de comunicación radiales y televisivos, teléfonos, todo lo cual queda colapsado y se sumerge a Venezuela en la anarquía y en el más oscuro pasado, señaló.

Dijo que este caos venezolano es único en el mundo, “ya que no existe país en la Tierra que esté sufriendo tan atroz carencia eléctrica, porque nuestro pueblo no puede desarrollar siquiera sus más mínimas actividades o quehaceres diarios en tranquilidad y paz, ineptitud del Gobierno chavista -madurista que no tiene justificación alguna, por cuanto Venezuela en los años de esta funesta mal llamada revolución ha recibido inmensas fortunas por ingreso petrolero que ha sido superior a cualquier otro ingreso de la nación en sus más de doscientos (200) años de historia”.

— También hay que resaltar que es culpa de Corpoelec y del Gobierno de Maduro los daños causados a los equipos eléctricos de las familias venezolanas, lo cual es grave en esta época de gigantesca hiperinflación madurista que hace imposible la compra de un nuevo equipo eléctrico e incluso su reparación. Si el ministro de la Electricidad y otras figuras del Gobierno tuvieran un poquito de vergüenza y aprecio al pueblo venezolano, renunciarían a sus cargos ante su ineptitud y desastre a que han llevado al sistema eléctrico de la República-, señaló Vivas Terán.

Augusto Medina