Política

Posición de Guaidó sobre regionales «puede afectar a sus aliados el 21-N»

15 de septiembre de 2021

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La plataforma unitaria, con algunas excepciones, está decidida a participar en las elecciones regionales. Politólogas mencionan que la población está ávida de coherencia, por lo que posiciones disímiles como la de Juan Guaidó pueden afectar a los aliados el 21-N interna y externamente. El proceso de negociación en México también contribuirá a esta ruta


El pasado 31 de agosto, la plataforma unitaria, que reúne a gran parte de la oposición mayoritaria, anunció públicamente su intención de participar en las elecciones regionales y municipales, previstas para el 21 de noviembre, a través de la tarjeta de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Ese mismo día el mandatario interino, Juan Guaidó, aseveró que no hay condiciones para asistir actualmente a ningún proceso electoral.

«Las condiciones para elecciones libres y justas deben consolidarse. Los que decidieron participar y los que no, luchamos por la liberación de la democracia, por salir de la tragedia; en la calle, o en México. Luchamos por condiciones para salir de la dictadura», subrayó el mandatario interino a través de Twitter.

Desde el anuncio de dichos comicios, a Guaidó se le preguntó insistentemente sobre su posición respecto a las regionales. Su discurso estuvo enfocado en que «no son la solución» al conflicto político y social que aqueja a la población venezolana, priorizando movilizaciones y actividades de vocería para explicar el acuerdo de salvación nacional antes de firmar el memorando de entendimiento en México el pasado 13 de agosto.

Pero la presión de bases en algunos partidos relajó el verbo respecto a la participación, al punto de decir que respetarían decisiones individuales de organizaciones políticas y dirigentes en caso de que la plataforma unitaria se negara a la vía electoral.

Ahora, se prepara para acompañar a algunos candidatos, principalmente a gobernaciones y alcaldías, en recorridos en sus respectivas regiones. Su objetivo también va distanciando del llamado a votar, sobre el cual tampoco ha decidido, pues prevé seguir impulsando el acuerdo de salvación nacional como método para lograr elecciones presidenciales y parlamentarias, algunos acuerdos humanitarios e incluso mayores garantías para estos y los comicios por venir.

Yaldimar Ruíz, politóloga y especialista en comunicación política digital, asegura que en estos momentos no sería acertado ni útil que Juan Guaidó se una a estas movilizaciones, debido a sus reticencias sobre el 21 de noviembre. «Incluso le preguntaron recientemente si está dispuesto a votar y comentó que no lo ha decidido, por lo cual se ha mostrado escéptico. Mientras no tenga una narrativa definida en torno a los comicios del 21N, y sobre todo que favorezca la participación, no tiene sentido que se una a los recorridos».

El escepticismo de Guaidó por la vía electoral se une a la falta de condiciones, cuestión que todavía no se ha abordado —al menos públicamente— en México, señala la politóloga, «por lo cual no ha habido un viraje en su mensaje. Incluso la Unión Europea, cuando anuncia a su nuevo jefe de delegación, expresa que su atención estará en las negociaciones y las elecciones regionales».

Esto, opina Yaldimar Ruíz, es un discurso que puede resultar perjudicial a los que han decidido participar, debido «a la falta de coherencia del mensaje en torno al propósito actual de acompañar a los candidatos».

La coherencia es uno de los puntos que también resalta Paola Molina Noguera, consultora en comunicación política y especialista en participación política de la mujer, campañas electorales y política exterior.

«El país está ávido de coherencia de parte de ambos sectores, si el lineamiento/acuerdo es la participación hay que impulsar que la gente salga a votar, por supuesto, sin quitar el dedo del renglón en cuanto a la exigencia de condiciones que garanticen transparencia y confiabilidad en el proceso, pero inyectando motivación al electorado. Un no convencido difícilmente pueda convencer», afirma Molina Noguera.

Además, menciona la necesidad de «sumar voces ciudadanas» que exijan a la administración de Nicolás Maduro esas condiciones y la presencia de observación internacional calificada. 

Por ello, insiste en que si hay un consenso en la participación por parte del bloque opositor, «es útil que su dirigencia respalde y acompañe a los candidatos a nivel nacional para promover el voto y la participación en el proceso, hoy más que nunca la realidad del país y la proximidad de la elección demanda la actuación de la oposición como un bloque unitario».

Negociación en México

En el memorando de entendimiento firmado la primera quincena de agosto por el oficialismo y la oposición en México hay dos que afectan directamente las elecciones del 21 de noviembre: «derechos políticos para todos» y «garantías electorales para todos, cronograma electoral para elecciones observables».

Ambos refieren a situaciones como las inhabilitaciones, algo que la oposición ha dicho «está bregando» —en palabras de Henry Ramos Allup—, así como observación internacional, respeto en la campaña electoral, prohibición del uso de recursos públicos para favorecer a determinado partido, habilitaciones de tarjetas electorales; además de un cronograma electoral completo.

Para Guaidó, dicho cronograma empieza por las elecciones presidenciales y parlamentarias, y culmina con las regionales y municipales. Pero la Unión Europea, en varios comunicados, ha considerado que los comicios de noviembre son los primeros de la lista antes de continuar con objetivos más amplios.

negociación en México

La politóloga Yaldimar Ruíz explica que, claramente, dentro de un sistema autocrático las condiciones electorales no serán las mismas que en democracia. «Eso hay que tomarlo en cuenta. No son las mejores condiciones pero en estos momentos son las más favorables en mucho tiempo por el hecho de que se haya devuelto la tarjeta de la Unidad, se haya eliminado la figura de protectores en algunos estados y contemos con representación dentro del CNE, esto en un proceso de negociación concentrado en que haya el máximo de garantías en los comicios».

Por su parte, la consultora Paola Molina Noguera destaca que la lucha y decisiones internas deben ir de la mano con el proceso de negociación en México. «Se está priorizando lo humanitario sobre lo político, por la urgencia que representa para la población el acceso a vacunas, medicamentos, etc».

Considera también que, a escala local, el discurso opositor debe adecuarse a la realidad de cada municipio y estado para ofertar a los votantes propuestas que deriven en soluciones a problemas primarios y de servicios básicos. «Los agricultores de los Andes, los pescadores de oriente, los comerciantes, artesanos, necesitan que se atiendan sus necesidades, volver a conectar con sus autoridades y dirigentes porque parte del desgaste de las figuras de la oposición radica en la desconexión que generaron con el electorado».

Guaidó, elecciones y la comunidad internacional

Uno de los grandes activos de Juan Guaidó, ha sido el apoyo de la comunidad internacional, que se traduce en grandes potencias como Estados Unidos y Canadá, además de coaliciones como la Unión Europea. Ello le ha permitido obtener un piso para solicitar sanciones ante los ataques al sector opositor o la protección de activos venezolanos en el exterior.

La actuación de Guaidó también ha dependido, en gran medida, de las opciones que le presentan países externos. En el caso de la primera negociación bajo la mediación de Noruega, la oposición dijo que no existían mayores condiciones para continuar, pero también Estados Unidos utilizó sanciones contra el sector económico que terminaron de quebrar esas conversaciones.

Con un Guaidó que insiste en la falta de condiciones electorales y trata de mantenerse al margen «entre los que participan y los que no», la politóloga Yaldimar Ruíz considera que esta posición también le puede pasar factura con esos aliados internacionales.

«Estados Unidos se ha alineado con la Unión Europea y Canadá para que se realicen elecciones democráticas en Venezuela a cambio del levantamiento de sanciones, y al menos la Unión Europea ha manifestado concentrar su atención en las elecciones del 21 de noviembre y en la negociación, en general».

También sería perjudicial para el resto de la oposición que ha decidido participar, reitera Ruiz, «porque al final maneja un discurso que confunde a las personas y muestra las divisiones que hay a lo interno de la propia facción opositora, tomando en cuenta que hasta el momento no existe alineación en el mensaje de la oposición. La oposición se alineó en torno a la abstención en comicios pasados, pero actualmente no han podido alinearse en torno a la participación, cuando es lo que menos costo político le generaría y más beneficios le traería, al menos en este momento político».

Desconexión opositora

Una de las cuestiones a las que se enfrenta la oposición es la desconexión ciudadana con lo político, principalmente por las condiciones económicas y sociales, además del hartazgo de planes fallidos y la falta de coherencia y rectificación en algunas decisiones.

La consultora política Paola Molina Noguera afirma que la población necesita ser escuchada y atendida, «esperan que se les hable con la verdad. Los principales liderazgos perdieron credibilidad al generar muy altas expectativas de cambio en la población y estos, al no ver resultados tangibles ni en el corto ni en el mediano plazo, rompieron la relación de confianza con sus representantes porque su propia esperanza de cambio se agotó en muchos casos».

Considera que Venezuela vive «una encrucijada» que afecta directamente la vida diaria de los venezolanos. «Esto lleva a replantear las estrategias que no han funcionado. El diálogo en México deriva de esta inviable manera de poder avanzar, por lo que se necesitan destrancar algunos candados para condiciones mínimas de convivencia social y política».

Aunque todavía es pronto para evaluar posibles ganadores o perdedores, la consultora asegura que quienes se mantengan al margen y «no den la cara tampoco pueden aspirar a que el liderazgo les llegue por generación espontánea, es un momento de asumir retos y riesgos. Hay un grupo de la población de tendencia abstencionista que difícilmente lograrán convencer, pero hay un gran porcentaje que abandonó la lucha democrática por sentirse olvidados de la dirigencia, justamente ese es el target a conquistar y a motivar».

La politóloga Yaldimar Ruíz, también menciona que se ha puesto un objetivo político por delante «sin considerar su viabilidad y eso se ha traducido en mayor agonía para la gente. Al final no existen salidas mágicas y el centro de la comunicación siempre debe ser el ciudadano, el bienestar de la gente. Eso es lo que mayor percepción positiva te generará».

Otro de los factores a tomar en cuenta es la capacidad de la oposición para generar confianza y certidumbre, a partir de su maquinaria electoral de testigos de mesa en todo el país. Por ello la oposición en general, dice Molina Noguera, debe tener claro los costos de participar en los procesos electorales y lo que significa no participar. «Todo indica que se paga un precio más alto cuando se abandona la lucha, esperando que el Gobierno recapacite o que la comunidad internacional desconozca los resultados».

Tal Cual

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