«Con pintura no se vive»
Tres candidatos se disputan este estado estratégico de 1,3 millones de habitantes, fronterizo con Colombia y principalmente agrícola.
Además de Bernal, de 59 años, y Andrade, de 40, está la actual gobernadora, Laidy Gómez, de 39 y marginada de los principales partidos opositores que la acusan de plegarse al chavismo cuando juramentó ante la entonces todopoderosa Asamblea Constituyente.
Y aunque es acusada de colaboracionista, nunca gobernó opacada por la figura del «protector», una autoridad paralela que Maduro creó en los estados gobernados por la oposición y al que entregó todos los recursos.
¿El protector en Táchira? Bernal, que además es diputado y antes fue ministro y alcalde de Caracas: un importante dirigente dentro del chavismo a nivel nacional.
«Si hemos hecho todo esto solamente como protector, imagínense la transformación de este estado como gobernador», lanza Bernal, quien rechaza las críticas de la oposición de mezclar campaña con obras públicas, mientras inaugura un puente en Cárdenas, cerca de la capital San Cristóbal.
«Estoy trabajando», dice. «Todo el que se siente derrotado comienza a buscar excusas».
Por el parlante suena el «Freddy, Táchira te celebra porque eres el hombre que trabaja por ella» de su campaña.
Bernal denuncia la «indolencia» de la gobernadora Gómez, electa con 63,2% del voto en 2017. Táchira fue además escenario de impresionantes manifestaciones contra Maduro ese año y luego en 2019.
«Voy a votar por Freddy Bernal», asegura Yudith Galviz, una vecina de Cárdenas. «La comunidad lo necesita».
«Con sinvergüenzas no se construye nada», fustiga por su parte Rómulo Uzcátegui, que protesta contra estas obras porque según él son «pura pintura». «Y con pintura no se vive».
«Vivir de limosna»
Andrade recorre las tranquilas calles de la pequeña ciudad de Ureña con dos camionetas y unas motos.
Sentado en una silla reclinable junto a su mujer. José Games, 66, comenta que votará por la oposición para «salir de este rollo (problema)», en referencia a la crisis económica que golpea al país desde 2013, con una hiperinflación que acabó con el poder adquisitivo.
«Soy jubilado, gano 7 bolívares por mes [menos de 2 dólares], nos pusieron a vivir de limosna».
Andrade quiere creer en una victoria pese a la «lucha desigual» contra Bernal.
Dice por ejemplo que paga 1 dólar por litro para abastecer gasolina, que muchas veces viene contrabandeada de Colombia, mientras que la campaña oficialista tiene acceso a combustible subsidiado a 0,05 dólares.
Se queja igualmente de la limitada cobertura que recibe en los medios, muchas veces presionados por el propio gobierno.
Otro obstáculo, explica, es la inseguridad. Además del narcotráfico y las bandas criminales que obligan a limitar el tránsito en la noche, Andrade asegura que no tiene acceso a algunos municipios que están presuntamente controlados por la guerrilla colombiana del Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Aunque considera que su principal problema es Laidy Gómez, a quien describe como la candidata «que traicionó a la oposición y le está haciendo el juego al régimen de Maduro». «No es de la oposición», insiste.
Gómez promete en Twitter «derrotar al régimen» y bajo el eslogan «Táchira es mi lucha» ha impulsado una particular campaña que incluye sesiones de peluquería y maquillaje, además de ollas populares.
Pero Eder Torres, gerente de una tienda de telefonía, ve difícil una victoria opositora, pese a que Táchira «es un estado muy opositor». «Laidy resta voces a la oposición… (Su candidatura) es una estrategia del gobierno para quitar votos».
AFP-