Regional
425 años de su aparición milagrosa

miércoles 13 agosto, 2025

Una sensación de paz y de tranquilidad se experimenta al estar en la casa de la Virgen de la Consolación, en Táriba, municipio Cárdenas. Es un símbolo de amor y de esperanza para todos los católicos del estado Táchira. Cada año con emoción y mucho fervor, se celebra la fiesta de su gran y excelsa patrona, quien se quedó en el corazón de las personas, arraigada como un tesoro tachirense.

Una pequeña tablita, traída por frailes agustinos desde España, entre los años 1567 y 1570, y llevada a este rincón del estado Táchira, representa hoy la devoción de muchas personas. Han transcurrido 425 años desde su aparición milagrosa, el 15 de agosto del año 1600, cuando ocurre la llamada renovación milagrosa de Nuestra Señora de la Consolación. En medio de eventos culturales y religiosos se preparan para recibir y venerar a su protectora y madre espiritual.

Todos los años, Táriba se viste de gala, para festejar con gran tributo su celebración que este año inició con la lectura del primer bando de feria, acompañado de una caravana multicolor con las 18 candidatas al reinado, La programación incluye la serenata a la Virgen, peregrinación con la imagen y misa pontifical.

Mientras tanto, en la Basílica, los feligreses que acuden a su encuentro escuchan con mucha atención las indicaciones del sacerdote que preside la misa. Antes de la bendición recuerda algunas actividades que se desarrollan en torno a esta conmemoración.

Entre murmullos constantes, el unísono de rezos y cánticos de quienes participan en la eucaristía, se pueden observar a perseverantes en la fe y, a un lado del altar, a personas postradas rezando ante la imagen del santísimo, mientras que, a pocos metros, otras frente a la Virgen de la Consolación.

Actividades religiosas

Jesús Duque, sacerdote de la Basílica Nuestra Señora de la Consolación de Táriba, invita a los feligreses a participar en las actividades, los 425 años del milagro. Habrá confesiones días previos a la festividad, un sacramento de común importancia al que todos están invitados a participar para tener un mayor encuentro espiritual.

El día jueves, 14 de agosto, con mucho fervor, las vísperas solemnes presididas por monseñor Juan Alberto Ayala, obispo auxiliar de la Diócesis de San Cristóbal, desde las 7:30 p.m. Posteriormente, en el atrio de la Basílica, con el silencio de la noche a la espera de una dulce promesa, la Serenata en honor a la Virgen de la Consolación, una ofrenda de amor que impulsa la devoción de un pueblo a su madre.

Con el repique de las campanas de fondo, Jesús Reyes, diácono de la Basílica, explica cómo la devoción a la Virgen crece cada día más, asegurando que los milagros los concede Dios, por su intercesión.

Algunos cambios notables se percibirán este año en la celebración. El 15 de agosto, como es costumbre, a las 4:00 de la mañana la imagen original de la Virgen sale de la iglesia acompañada de los sacerdotes y todos los cuerpos de seguridad del estado.

“Este año, como se acostumbra, la procesión con la Virgen no será efectuada desde la Catedral, sino iremos a la parroquia San José, en el centro de San Cristóbal, ya que el obispo, monseñor Lisandro Rivas, decretó Santuario Diocesano de adoración perpetua en la iglesia San José”, manifestó Jesús Reyes.

La misa pontifical será al comienzo de la avenida 1, donde está la imagen blanca de la Virgen, entrando a Táriba, después de pasar la autopista de San Cristóbal. Anualmente, el acto litúrgico central de la festividad solemne se viste con sus mejores galas, una decoración elegante acompañada de cientos de flores y miles de miradas puestas en la gran celebración.

La imagen por las calles

Un recorrido inicial por las calles de Táriba, con la réplica de la Virgen, por los hogares y comunidades adyacentes, como también parroquias vecinas. Desde el primer día de agosto inician las actividades, bajo una programación asignada a los distintos grupos parroquiales que forman parte y hacen vida en la Basílica Menor de Nuestra Señora de la Consolación de Táriba.

Las comunidades eclesiales de base dan comienzo, acompañadas de rezos, cantos marianos y letanías, a las romerías en Táriba con la réplica de la Virgen de la Consolación. Desde entonces los pueblos vecinos se suman, de acuerdo a la programación de agosto, emitida por la basílica.

Posteriormente, en la semana del 9 al 14 de agosto, la participación del arciprestazgo también es fundamental, haciendo que más personas se unan a esta hermosa devoción mariana. El camino que conduce a Táriba representa un sendero de amor, acompañado de unos cuantos pasos firmes que a la vez tienen un significado de promesa.

El aire que se respira, trae consigo algunos rezos y cánticos que se congregan al unísono de quienes participan. El único reflejo de cómo la fe es capaz de mover montañas, bajo una súplica y acciones de agradecimiento por los días tan santos que están por venir.

La fe de los creyentes

La señora María Robles, testigo de devoción, tiene 25 años trabajando a los pies de la basílica, delante de La Virgen de la Consolación. Se dedica a vender rosarios, velones y algunas estampitas que las personas suelen llevar para que luego con fervor, puedan ser bendecidas en el templo, por algún sacerdote. Sus ojos han sido testigos silenciosos de la fe y de la fidelidad del pueblo durante años.

Con profunda alegría describe la devoción a la Virgen como algo bellísimo e impresionante, en cada palabra con emotiva gratitud. Robles asegura que vienen peregrinos de otros lugares y que no solo a ella, La Virgen de la Consolación de Táriba le ha concedido favores y milagros, sino a las demás personas también.

“Me concedió un milagro: Una hija mía no podía tener familia, llorando le pedí a la Virgen que le diera un varón o una hembra. Resulta que a los ocho o quince días mi hija estaba embarazada, ese es el milagro más grande que me ha dado la Virgen”, afirmó María Robles, con una iluminada sonrisa en su rostro mientras conversaba sobre su testimonio de fe.

Johan Rubio, fiel creyente de la Virgen invita a las personas a no perder la fe: “Con Dios todo, sin él nada” Cada año visita la basílica para agradecer por su vida, sus ojos sumergidos en lágrimas de esperanza y con una voz ardiente llena de agradecimiento, cuenta su milagro de fe: “Entré sin signos vitales al hospital de San Cristóbal y la virgencita de la Consolación y mi Santo Cristo me levantaron”, dijo Rubio.

En el marco de la celebración se llevan a cabo, durante todo el mes, diferentes actividades. Alexis Rosales, jefe de Protocolo en la Alcaldía del municipio Cárdenas y del Concejo Municipal, destacó los diferentes eventos culturales y recreativos que realiza, con la participación a la que todos están invitados.

Desde un sublime desfile de ferias acompañado de comparsas y carrozas, el esparcimiento recreativo que une a la comunidad y la impulsa a ser parte de esta fiesta, donde se ha querido dedicar a los juegos tradicionales con la participación de los más pequeños de la casa. En conjunto con las actividades de orden religiosa forman parte del cronograma completo que se muestran por los medios oficiales.

Contar con la presencia de muchas personas para seguir esparciendo esta festividad cultural y religiosa, es importante para rendir homenaje a la flor más preciada del estado Táchira.

Devoción mariana

Desde la bondad de su servicio y espiritualidad, Jesús Reyes, diácono de la Basílica de Nuestra Señora de La Consolación de Táriba, invita al pueblo de Dios a participar en esta devoción mariana, de fe y de esperanza.

Este año la festividad de la Virgen está sumergida en una ocasión aún más especial, la iglesia católica celebra el año jubilar, dando un sentido de perdón y reconciliación espiritual, que esta única ocasión ofrece, por esto Reyes convoca a los fieles a ser “peregrinos de la esperanza” para encontrarse a los pies de la madre que nos consuela y de la madre que nos llena de su amor, afirmó. Con mucha alegría y entusiasmo se recibirán a todos los devotos de la Virgen, de una festividad que nuevamente vuelve a manifestarse.

La veneración de la Virgen de la Consolación es importante en el Táchira y en Venezuela, las fiestas en su honor son un buen momento para fortalecer la fe y acrecentar su devoción, recordando al pueblo su historia y el pilar fundamental de esta fuerza que los mueve. (Giovanna Colmenares/Pasante ULA)