Ocho días tiene un señor tendido en uno de los rincones de más tránsito en el Terminal de Pasajeros de La Concordia, hecho que causa la curiosidad de unos, la lástima de otros y la indolencia de muchos.
El caso ha sido notificado a la Fiscalía, Defensoría del Pueblo, Cuerpo de Bomberos, para que por lo menos lo recojan, porque se encuentra en muy mal estado, dijo el periodista Omar Medina.
Se aseguró que se ha hablado con personal de la Policía, del Cuerpo de Bomberos, el administrador del Terminal, “pero no han hecho nada, no se percatan de que con este tipo de situaciones se está acabando con la vida del ser humano y ninguna autoridad hace algo”.
Precisó Medina que tiene previsto, junto con un grupo de abogados, introducir una querella contra el administrador, “que no ha hecho nada, y por estar dentro de las instalaciones del Terminal es de su competencia”.
“No sabemos qué hacer, por dónde proceder, ninguna de las autoridades presta atención y al parecer no les importa que la gente siga muriéndose”, apuntó.
Aseguró Omar Medina que “ya tiene ocho días de estar el señor en condiciones críticas, deplorables; se está muriendo y nadie quiere hacer nada”.
Advirtió que en este tipo de casos tienen responsabilidad jurídica los ascendientes y descendientes del señor, pero el Estado está en el deber de proteger a este tipo de personas.
Tener humanidad
“No habla”, dijo un señor que desde hace días se acerca y lo atiende. ”No habla. Está malo. Yo le acabé de dar un pan que me dio una niña que pasó. Era un pedazo grande. Yo mojé el pan con un poco de café y se lo comió casi todo. Tenía hambre”.
Recordó que hace unos cinco meses pasó por una enfermedad, tras caer de una cerca, pero lo ayudaron dos mujeres, y es por ello que hoy ayuda a todo el que ve enfermo. “La gente quizá no se acerca porque huele feo, pero hay que tener, sobre todas las cosas, humanidad”.
Abandonado
Está totalmente abandonado. No tiene papeles. En ese rincón hace todas sus necesidades y por ende está hediondo; pero, igual, es un ser humano que necesita una mano amiga que lo lleve al hospital para que lo revisen.
Un hombre que pasaba por el lugar dijo en voz alta: “Yo varias veces le he dicho al administrador que tome cartas en el asunto, porque se trata de un señor de la tercera edad, pero responde que ese caso no es de su competencia”.
“Cada día está más deteriorado, ya casi no habla, solo mira y se le entiende, con sus pocos gestos, que tiene hambre”, apuntó.
“El señor, el lunes, todavía hablaba y medio se sentó; yo estaba limpiando el pasillo y me dijo que no lo mojara, y yo le dije que tranquilo. Recuerdo que llegó con un morralito con ropa hace días, pero yo creo que se lo robaron en la noche, cuando todo esto se queda solo. Pero ya el martes decayó. No se levantó. Lo veo más malito”, contó una señora de la alcaldía que trabaja en mantenimiento.
—Está decaído, no se sabe si tiene un dolor, deben atenderlo, de repente puede mejorarse; creo que desde ayer está malo, ojalá lo vengan a atender.
“Yo pudiera recogerlo, meterlo en un taxi y llevarlo al hospital, pero después quién lo ve y si le piden antibióticos, de verdad uno no tiene y cuenta para comer, no se tiene para otra cosa. A mí me da pesar, pero no puedo hacer nada”, dijo una señora que vive en las inmediaciones del Terminal.
Un chofer de una línea de taxis contó que el señor hace un tiempo era vendedor de cigarros en la salida del mercado Los Pequeños Comerciantes; “quizá estuvo malo y lo recogieron trabajadores del programa Negra Hipólita”.
Nancy Porras