Regional
A cualquier recurso apelan amas de casa para suplir la escasez de gas doméstico
9 de julio de 2019
La escasez de gas, que cada día es más ruda, obliga a las amas de casa a buscar cualquier alternativa que les permita generar calor y así poder procesar los alimentos; es por ello que las cocinas eléctricas, estufas, leña, arroceras, tostiarepas, sandwicheras y hasta wafleras, cada día son más utilizadas.
«Nada supera al gas doméstico, que es muy rápido; usted puede montar un almuerzo en media hora porque, por ejemplo, en una hornilla monta el arroz o la pasta, en la otra los plátanos o el guineo y en la otra prepara una carne o pollo; eso a veces, porque están muy caros, y en un rato la comida está lista”, contó Rosario Vanegas, quien trabaja como bedel en una escuela municipal de San Cristóbal.
«Yo me preocupo por el tiempo, porque los niños salen a un cuarto para la una de la escuela y ahora, como tengo tres meses sin gas, debo hacer milagros con una cocina eléctrica, que tengo temor que se dañe de tanto uso, para tener el almuerzo listo cuando llegan», comentó.
Pero cocinar en un aparato eléctrico es un sacrificio -aseveró-, dura demasiado, y hay que hacer las cosas una por una y en eso se va la mañana; claro, rogando que la electricidad no se vaya, como sucedió el sábado pasado, que se fue la luz doce horas. «No sabíamos qué hacer con mi niño de siete años, que estudia tercer grado, afortunadamente recordé que tenía pan de perro caliente y como pudimos lo rellenamos con una salchicha fría y se calmó».
Situación difícil
Andrés Jiménez, de 72 años de edad, militar retirado, precisó que nunca pensó vivir esta situación del gas.
«Desde que llegó este combustible al Táchira no se había presentado esta crisis tan grave. Mi mamá cocinaba con leña y luego tuvo la fortuna de poder preparar los alimentos en una cocina de kerosene, pero ahora que tenemos el privilegio de cocinar con gas, no se consigue, aun cuando somos uno de los países con más reservas de gas en el mundo», dijo.
“Esto no se entiende, este país está al revés, así sucede con todo. La semana pasada estuve en Coloncito, donde las verduras son sumamente baratas, me sorprendí, pero el kilo de pollo o -mejor dicho- la pechuga, lo venden hasta en 30 mil; eso no puede ser, nos estamos comiendo los unos a los otros, y el pueblo cada día pasa más hambre», declaró.
Volvió al tema del gas y aseveró que ha debido sacar un tostiarepas que le regaló uno de sus hijos antes de irse a Estados Unidos.
“Le costó barato, menos de un millón de bolívares, pero de los viejos, de los que sí valían; pensé que nunca lo iba utilizar tan seguido, hoy todo el tiempo el equipo está en la cocina. Menos mal que estoy solo. Mi mujer se murió hace mucho tiempo, siempre la recuerdo porque vivió para hacerme feliz, pero doy gracias a Dios porque, si estuviera aquí, de verdad sufriría”, expresó.
Declaró que saca cuentas y cuentas porque antes con dos bolívares compraba un kilo de plátano y hoy vale 4 millones. “Eso es terrible, sin contar con la cantidad de ceros que le ha quitado el Gobierno a la moneda”, precisó.
Se quemó un dedo
«Cónchale, me arde la mano», se quejó Juana Vivas, quien es líder de calle.
Contó que se quemó el dedo índice de la mano derecha al intentar preparar un fogón con leña para poder cocinar una yuca que comería en la cena y preparar unas arepas para el desayuno del día siguiente, las cuales guardaría en la nevera; de esta forma le rinde y no tiene que volver a prender la leña.
«No entiendo por qué me pasó, porque yo sé cocinar con leña, lo que pasa es que tenía tiempo que no lo hacía; más de dos meses sin gas, la bombona está suelta, lista por si llega, porque la otra se la presté a un primo, que tiene tres niños pequeños y me da lástima», dijo.
Precisó que una señora le prestó una cocina eléctrica, pero se la pidió porque también se le acabó el gas. Está confiada y tiene fe en que el gas llegue, y argumenta que esto se debe a la “guerra económica”; mientras tanto, intenta busca en su televisor un canal colombiano, que ni es Caracol ni RCN, donde según ella dicen la verdad de lo que sucede en Venezuela.
Pan por arepas
«Estos días voy a estar más tranquila, porque mis dos hijos, que estudian bachillerato en el Santísimo Salvador, ya salieron de vacaciones y no tengo que encender tan temprano la sandwichera, que la utilizo para hacer las arepas, porque hacer sándwichs a diario a los muchachos no les gusta y además sale muy caro, por el relleno con el jamón o el queso», dijo Maura Patiño, señora que hace milagros para poder cocinar, pues tiene tres meses que este tipo de combustible no se usa en su casa».
Pero sigue preocupada, porque en casa los muchachos también piden comida y, sin gas, la vida diaria se complica.
Uno de los niños juega fútbol y tiene que comer bien; ella hace milagros, sobre todo cuando se va la electricidad, que por cierto es bien seguido y lo peor es que cuando pasan horas y horas y no llega, se apela a algunas frutas o al cereal, para menguar el hambre de sus hijos que están en la adolescencia, etapa donde comen mucho.
“Me ayuda la arrocera”
Iván Suárez, por su parte, dijo verse obligado a aprender a usar la arrocera, porque no tiene gas desde hace cuatro meses.
“La compramos hace unos cinco años, aprovechando una oferta. La teníamos guardada y ahora nos ayuda a cocinar, siempre y cuando no quiten la electricidad. Es un aparato que no me convence porque, aunque se vea sencillo, secar el arroz no es fácil y ya le teníamos el punto haciéndolo en una olla de aluminio», aseguró.
Declaró que complementan con una cocina de gas, que “es tan buena, allí se hacen los plátanos, las tajadas, una tortilla, lo que sea, para agrandar el almuerzo”.
«Quiero ir a Cúcuta para comprar una cocina eléctrica, dicen que es más barata, una buena se puede conseguir en 90 mil pesos y es de dos hornillas; pero, según lo que me ha dicho la gente que sabe, se puede utilizar sola una, porque el voltaje que tenemos no es suficiente», agregó.
«Tenemos la bendición de una vecina, que a veces nos deja cocinar en su casa pues aún tiene gas, le rinde porque está sola, su hija mayor que la acompañaba se fue a Colombia, pero da pena molestarla todo el tiempo», narró.
Apuntó que está cansado de la crisis en los servicios públicos, porque no se tiene gas, agua, electricidad, Cantv, Internet, aseo; no obstante, mantiene el optimismo y espera que este panorama cambie en poco tiempo, pues de lo contrario el país entrará en un colapso total, situación que se ve muy cerca.