Regional

A defender los niños llamó el obispo Moronta

7 de agosto de 2023

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El obispo Mario Moronta llamó a todos a defender y proteger a los niños de las drogas, la corrupción, la prostitución, la violencia y venta de órganos

Bleima Márquez

En la prédica de monseñor Mario del Valle Moronta, obispo de la Diócesis de San Cristóbal, durante la misa pontifical en honor a los 413 años del Cristo del Rostro Sereno, uno de los aspectos más destacados fue la exhortación a denunciar todo lo que daña al ser humano: «Una palabra es capaz de denunciar lo que daña al ser humano: la droga, la corrupción, la violencia. Que siga atreviéndose a denunciar las mafias que continúan robándose niños, niñas y adolescentes para esclavizarlos, conducirlos a la prostitución o extraer sus órganos para la venta a personas y corporaciones inescrupulosas».

La misa pontifical es una de las ceremonias religiosas más esperadas por los feligreses para conmemorar la presencia de la imagen del Santo Cristo de La Grita, que festeja 413 años. Moronta presidió la eucaristía, tal y como lo hace desde hace 24 años.

Al inicio de la misa, monseñor recordó que el Cristo del Rostro Sereno ya es el Protector del Táchira. Ahora esperan que pronto sea nombrado Protector de Venezuela. Los devotos aspiran que esta designación se haya concretado para el 2024, cuando cumplirá los 414 años.

Iglesia con sabor a pueblo

Durante la homilía, el obispo destacó la importancia de servir. «La religiosidad popular, más concretamente el catolicismo popular, devino en el gran instrumento de la evangelización y la mejor manera de expresar la adhesión a Cristo por parte de la misma gente», señaló.

Indicó que en los últimos tiempos se ha diseñado el modelo de una Iglesia que se ha encarnado y camina junto con los creyentes y no creyentes para poder cumplir cabalmente su misión evangelizadora.

Señaló que Dios es de los pobres, pero no se debe reducir el concepto de pobres sólo a quienes no tienen lo necesario o a los excluidos: «El Evangelio nos enseña que todos y cada uno de nosotros somos esos pobres: de espíritu, nos enseñan las bienaventuranzas; necesitados de la misericordia de Dios, urgidos de su liberación pascual mientras caminamos en las sendas de la novedad de la vida”.

Recordó que «el lenguaje de Dios con el del hombre no es un lenguaje lleno de exigencias y preceptos irrealizables, sino del amor, con sus componentes de amor, perdón, misericordia y esperanza» y agregó que está reflejado «en cada ser humano, padre y madre de familia, empresario y obrero, campesino y estudiante, rico y pobre, enfermo y sano, pecador y santo».

Insistió en que El Cristo «va de la mano con su gente, lucha en el campo y la ciudad, hace fila para que le paguen su jornal, disfruta de las sabrosas quesadillas y las almojábanas», y también “lo encontramos haciendo las colas para tanquear gasolina en su carro… Está presente en el rostro de los migrantes, de los estudiantes, de los agricultores, de los niños y jóvenes, maestros y médicos», afirmó Moronta y acotó que se puede decir que es el Dios de los pobres.

Sostuvo que la Iglesia no debe permanecer encerrada en un despacho o en las sacristías, ni en determinados sitios o espacios de la alta sociedad. «Debe estar donde estén los seres humanos: en las escuelas, en las comunidades, en los hospitales, en los lugares de trabajo, en los hogares… donde haya esperanza o se haya perdido, donde estén los pobres y excluidos; en los caminos de tantos migrantes, de tantos jóvenes atacados y dominados por la droga o los criterios del mundo…y así ofrecerles a todos la libertad de los hijos de Dios, con su Palabra y la fuerza de su Eucaristía», apuntó el obispo.

En cuanto a incluir a todos al llamado de la Iglesia, precisó que así como debemos denunciar, también es importante no dejar de «invitar a los narcotraficantes, a los grupos irregulares y a los prepotentes a cambiar radicalmente de vida… que, además, no tenga miedo de sentir incomprensión y hasta persecución por anunciar la verdad que libera… que sabe sancionar a sus miembros cuando fallan y abusan de los niños, de los jóvenes y adultos con maltrato y otras acciones bochornosas… Todo ello saliendo en defensa de la familia, del plan de Dios para todos los hombres y mujeres de la humanidad».

Al finalizar la eucaristía, el gremio de médicos de diversos rincones de Venezuela entregó el perizoma que lucirá el Cristo de La Grita como símbolo del esfuerzo de los profesionales de la salud y la vocación para curar a sus pacientes.