Por décadas su voz acompañó a los tachirenses a través de las ondas de Ecos del Torbes, marcando pauta con la Vuelta al Táchira y los Mundiales de ciclismo, viajó por varias latitudes del mundo narrando el acontecer deportivo, también acompañó a las familias cada 31 de diciembre, dando el “Feliz Año Nuevo” en cada hogar por medio de la radio; incluso, su presencia trascendió a la televisión. Este 16 de mayo se cumplió el primer aniversario del fallecimiento de don Carlos Alviárez Sarmiento.
Hace un año el mundo estaba enfrentándose a la novedad de una pandemia, que aunque persiste hasta hoy, en ese momento ponía en alerta a la sociedad por los efectos vistos alrededor del mundo; sin embargo, el aprecio del pueblo tachirense volcó a las personas a las calles a despedir al grande, al maestro Carlos Alviárez, en su recorrido funerario desde la ciudad de San Cristóbal, hasta su pueblo natal, Lobatera, donde en medio de una ovación su féretro arribó sobre una Ecomóvil de Ecos del Torbes, vehículo sobre el cual narró el ciclismo por muchos años.
El legado de Carlos Alviárez Sarmiento va más allá de la comunicación. Su cultura y conocimientos son al día de hoy un ejemplo e inspiración para las nuevas generaciones. Allá, en su casona detrás de la iglesia de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, en Lobatera, quedó uno de sus tesoros, su preciada biblioteca. Esos libros nunca más serán tocados por su ser, pero su memoria trasciende hoy lo físico, porque su recuerdo permanece labrado en las mentes y los corazones de quienes lo apreciaron y crecieron con él, con su voz.
La melancolía que embarga a su familia es extensiva a todos los lobaterenses y a quienes llegaron a conocer a Carlos Alviárez. Un año de su partida, parece mentira, pero el tiempo no se detiene. Su huella es y será indeleble en la historia y las comunicaciones tachirenses. Gracias por tanto, maestro.
Juan José Contreras