Regional

A un año del 7+7, la gente quiere más fluidez económica

12 de junio de 2021

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¿Por cuánto tiempo la economía se podrá sostener bajo el sistema 7+7? Esta es la gran pregunta que se hacen los tachirenses; pero más que inmovilizados por la respuesta, lo que se ve en el centro de San Cristóbal es un comercio dispuesto a recuperar su dinamismo natural, pese a las limitaciones en la capacidad adquisitiva de los compradores


A un año del sistema 7+7 implementado por el Gobierno nacional, con el propósito de que la cuarentena conviva con la economía, el centro de San Cristóbal mostró esta semana flexible un animado movimiento citadino, arropado por un aire de desenvoltura y tranquilidad, sin que pese sobre él la sombra de la pandemia.

Con su trabajo en la calle, Euvaldina Sierra está esperando hacerse de unos pesitos para ir a Cúcuta y colocarse la vacuna contra la covid-19. (Foto/Freddy Durán)

Como se ve en las ventas informales, las rosas, los globos y la confitería cedieron sus puestos a los interiores y medias para caballero, un regalo muy buscado para el Día del Padre, una temporada que muchos esperan le inyecte algo de oxígeno a la dinámica comercial de la ciudad.

—Esto ha estado regular. La situación está dura, pero nosotros queremos seguir con las ventas. Y solo nos queda aprovechar esta semana, pues la que viene es rígida y muchas cosas van a restringirse. Y es cierto, se ve gentecita; pero eso no indica que quieran comprar mucho –afirmó Olga Contreras, empleada en uno de los puestos alrededor del Centro Cívico.

Por su parte, Mario Jaramillo aprovechó la primera hora de la mañana para realizar una pausa breve en su oficio de confección de calzado, pues bajo las actuales circunstancias vale aquello de que el tiempo vale sobremanera.

—Se ve movimiento –dijo Jaramillo-. De todas maneras, la gente quiere que el comercio se active  y la economía fluya un poco más,  porque necesitamos salir del estancamiento. Yo por ahora estoy saliendo al centro a comprar medicinas y comida, y creo que los demás están en lo mismo. Ya habrá tiempo que amerite venir a comprar otras cosas, como ropa, y esperamos que tengamos el dinero para eso. Estamos sobreviviendo gracias a la misericordia de Dios y, sea como sea, uno tiene su trabajo.

Miriam Ortiz, una de las más tradicionales vendedoras de Diario La Nación, asume una actitud más positiva y le entusiasma saber que el periódico circulará un día más a la semana, los viernes.

—Las ventas han estado más o menos buenas, y ya están pidiendo más ejemplares. Me gusta la idea de más circulación de La Nación, porque a uno le estaban preguntando a cada rato por qué no salía otro día más.

La incertidumbre entre los comerciantes no apunta a la indefinida continuidad del 7+7, pues también se preguntan hasta qué punto la reapertura del paso peatonal por los puentes internacionales trasladará parte de los consumidores a Cúcuta.

A la ciudad nortesantandereana desea ir Euvaldina Sierra, pero por una razón muy distinta al trabajo o el adquirir algún artículo en particular: sus razones son más de salud. Para eso, a sus 74 años, continúa junto a su hijo vendiendo ropa en la calle.

—Yo voy a ir –contó Sierra-, voy a ver si me dejan pasar por el puente, porque por la trocha yo no puedo. Yo ya estoy en el Sistema Patria, pero aún no me han llamado. A mí me da nervios todo esto, y ver tanta gente enferma por el covid. Estoy aquí, a ver si consigo lo del pasaje para viajar, mediante Dios, al que le pido mucho.

Su hijo, por su parte, quien además labora para una clínica y afortunadamente ya consiguió la aplicación de la vacuna, no ve con optimismo el futuro del sector comercial, si previamente no se resuelve el asunto de la inmunización colectiva.

—Las ventas están muy flojas, y al mes apenas se está trabajando dos semanas, porque si uno viene en semana rígida, hay que “bajarse del burro”. No se gana mucho; pero ¿qué más se hace?… porque estando en la casa se enferma uno; es la realidad. La gente no está buscando ropa, solo la papa.  Esto va para largo, hasta que no se active la vacunación como debe ser.

Tiempo de evaluar

A un año de implementarse el 7+7, aunque las cifras sobre su impacto en la economía siguen pendientes, ya los analistas han adelantado algunas consecuencias y sopesan si fue necesario el sacrifico por el cual tuvo que pasar tanto la producción como el comercio nacional. Para el economista Aldo Contreras, la evasión fiscal y el aumento de la informalidad representarían dos aspectos de alto impacto en el país.

—A un año del 7+7, una fórmula que solo ha aplicado Venezuela, lo que ha pasado es que aumente la economía informal en el estado Táchira –afirmó Contreras-, en un estimado del 70 %. Muchas de las empresas, al no estar dentro de los sectores considerados prioritarios, comenzaron con prácticas de evasión fiscal, ya que en las semanas radicales no se puede facturar. Esto no se hizo como en otros países, que se generaban alertas –roja, naranja-, y por municipios: el contagio se debe medir porcentualmente de acuerdo a la población; San Cristóbal, con una población de 300 mil habitantes, y tiene 40 contagiados, tiene el 0,011 %, y esto no ameritaría un cierre del comercio en una semana. ¿Por qué? Porque esto afecta las ventas, el flujo de caja y los costos operativos siguen.

El poder adquisitivo y la productividad han sido los grandes perdedores en este periodo, ya de por sí golpeados por las carencias energéticas y la reducción de las horas laborales. Este escenario propicio al crecimiento del comercio, no obstante, se sustenta en la importación y el contrabando.

—Algunos estudios en Caracas –continuó Contreras- han determinado que en un 49 % se ha perdido el poder adquisitivo. Hoy operar una empresa en Venezuela es sumamente complicado, y se han tenido que asumir nuevos costos, como la gasolina y el gasoil, adquiridos en el mercado negro. En una economía que ya se encontraba en terapia intensiva y en hiperinflación, es supergrave. Lo que ha aumentado es la corrupción, por parte de algunos funcionarios que permiten a las empresas abrir siempre y cuando se lance “pal fresco”, como decimos en criollo. Ha aumentado la venta de productos colombianos, además de que la distribución desde el Táchira a otros estados es sumamente complicada, en tanto para ir a Caracas hay al menos 40 alcabalas. Todo esto ha contribuido a un recorte de los días de producción de las empresas, a lo cual ya venían contribuyendo en gran manera los apagones. Ha crecido un sector comercial, pero con productos que vienen de Turquía, Rusia, China y Colombia; pero se ha abandonado completamente el sector industrial, el sector manufactura y el sector construcción, que tiene una caída del 94 %. La economía actual no es ni el 10 % parte de hace 10 años, mientras en el 2012 era una economía de 400 mil millones de dólares y hoy es de 40 mil millones de dólares. Y eso, sin hablar de lo que ha ocurrido con la banca.

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