Vecinos claman una pronta solución. Aseguran que los olores son insoportables

Jonathan Maldonado

«¡Queremos solución!». La frase fue repetida este martes 8 de julio en reiteradas ocasiones por un nutrido grupo de vecinos de San Antonio del Táchira, preocupados por sumar ya siete meses entre aguas putrefactas.

El escenario se presenta en la carrera 3 entre calles 5 y 6 del barrio Ocumare. Adultos, jóvenes y personas de la tercera edad se unieron para exigir que sea reparada la constante salida de aguas servidas, la cual no solo afecta el tránsito por la vía, sino que invade de malos olores a decenas de hogares.

Carmen Cecilia Chacón, vecina, asegura tener varias semanas acudiendo a la Alcaldía del municipio Bolívar, sin respuesta satisfactoria. «Hoy fui y me dijeron que supuestamente viene una cuadrilla de San Cristóbal», soltó algo incrédula y con el documento en mano que demuestra que han introducido la petición de solución ante los entes competentes.

Domingo Murillo, de 66 años, instó a las autoridades a dar una pronta solución, ya que los «olores son insoportables y el bote es de día y de noche. En algunos horarios con mayor intensidad», subrayó con la anuencia de los demás residentes.

Gilmer Guerrero, de 61 años, también manifestó el gran afán que los embarga a diario por los olores nauseabundos. «¡Queremos una solución!», reiteró en compañía de Anderson Fernández, de 43 años, quien señaló que, por un tiempo, el bote también brotaba de algunos apartamentos.

Para Luz Marina Moreno, la solución radica en el cambio de tubería. Puntualiza que la que está actualmente tiene varias décadas y debe estar, prácticamente, desmoronada. “Soy una mujer de 69 años que se ve afectada por los malos olores”, resaltó.

¡Otra vez el riachuelo!

Un riachuelo de aguas putrefactas vuelve a registrarse en la calle 1 entre carreras 10 y 11, afectando a decenas de familias de los barrios Curazao y Lagunitas, en San Antonio del Táchira.

El pasado 16 de junio, una cuadrilla de Hidrosuroeste, proveniente de San Cristóbal, acudió al lugar y logró solventar el daño, pero solo duró 21 días sin colapsar.

Carmen Fajardo de Torres, vecina, en compañía de un grupo de residentes, instó a las autoridades a brindar una solución lo antes posible, ya que los olores son insoportables y afectan a muchas familias, personas de la tercera edad y niños.

Fajardo de Torres, de 71 años, conminó a la alcaldesa Sandra Sánchez a acercarse hasta el punto afectado para que observe la magnitud del daño y cómo, en cuestión de horas, se formó un riachuelo que nadie soporta por los olores nauseabundos.

«Es muy complejo salir de la casa, ya que está todo rebosado», prosiguió la septuagenaria con la anuencia de los demás vecinos que la respaldaban.