Padres ansiosos, con sus respectivos hijos, tratando de no perder la jornada de cedulación que el Saime desarrolla durante la semana flexible desde hace unos meses, se aglomeraron este jueves frente a un cordón de seguridad impuesto a unos cien metros de la sede del organismo oficial, en La Castra, sin ninguna precaución de prevención biosanitaria, más allá del uso del tapabocas.
El día jueves apenas pudieron ser atendidos alrededor de 180 niños, incluyendo a estudiantes de una entidad educativa, convocados para las diez de la mañana. Como ya previamente se había informado, se viene prestando el servicio de acuerdo al terminal de cédula de los padres, correspondiendo para ese jueves los números 7 y 8.
Desde tempranas horas de la madrugada, los que tuvieron suerte llegaron a la sede para ser atendidos desde las siete de la mañana, aunque los rezagados, todavía a las nueve de la mañana, iban apareciendo. Dentro de ese nutrido grupo estaban ciudadanos que solo requerían información, y ni enterados estaban de la restricción del terminal de número de cédula, ni de que solo se estaba prestando el servicio para los menores de edad que por primera vez la sacaban.
La exigencia de que cada niño, con sus respectivos documentos en mano, fuera apartado de sus padres mientras se cumplía la gestión, no fue mirada con muy buenos ojos por muchos, ya que no confiaban en las medidas de seguridad en las que estarían sus hijos.
—Los niños están solos adentro -afirmó Rosalinda Chacón-; los papás nos quedamos acá, sin saber si nos van a pasar rápido o vamos a tener que esperar en la tarde, pues si la luz se va, eso se demora. Yo lo único en que confió es en la enseñanza que les di a mis hijos, de que no se quitaran el tapabocas.
Entre los corrillos de padres que se formaban mientras esperaban el milagro de que se autorizara el ingreso de más niños, se hablaba de que muchos no pudieron arribar temprano al Saime porque vienen de otros municipios.
—De verdad creo -aseveró Jorge Quintero- que por la pandemia deberían organizar operativos en las escuelas y los municipios para evitar esas aglomeraciones. A muchos el transporte nos dificulta venir desde fuera de San Cristóbal, y no tenemos la manera de quedarnos acá. Yo creo que si hablamos de salud, es tarea de todos. Estamos arriesgando nuestra vida y la vida de nuestros hijos, para sacarles sus documentos.
La preocupante aglomeración requirió la presencia de un funcionario del Saime, quien explicó el procedimiento y justificaba -palabras más, palabras menos- las limitaciones en el número de solicitantes atendidos por día. Afirmó que dos fiscales están revisando muy bien las partidas y que si veían “algo mal”, sencillamente echaban para atrás el proceso.
—Cada 15 días es que podemos venir y solo atienden 180; y entonces, ¿cuándo van a tener nuestros hijos la cédula? Ya nos la están pidiendo en la escuela. Eso de número de cédula no es rentable; estamos como cuando teníamos que ir al supermercado y solo podíamos adquirir ciertas cosas, con el terminal del número de cédula. Tanto protocolo, dizque por la pandemia, y miren cómo dejan a la gente aglomerarse aquí. ¡Esto es terrible! Antes no era así, ahora todo cambió. Es el derecho de nuestros hijos -remató Quintero-.
Freddy Omar Durán