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Inicio/Regional/Almuerzos solidarios en la plaza Bolívar

Regional
Almuerzos solidarios en la plaza Bolívar

miércoles 8 marzo, 2023

Para los de la tercera edad, el almuerzo más barato en un restaurant les puede costar casi la mitad de su pensión, en tiempos en que los comedores populares se han extinguido. (Foto/Gustavo Delgado)

 

Es de agradecer para personas de la tercera edad, y que apenas si cargan algo de dinero y vienen en compañía de sus hijos o nietos, adquirir un almuerzo a dos mil o tres mil pesos.

Freddy Omar Durán

Casi todos los días, Diego Rangel hace eso posible en la plaza Bolívar, quien sin mayor escándalo, atiende una especie de restaurant al aire libre. En un saco van las alrededor de 40 viandas preparadas por su señora madre, Zulay Jiménez.

Arroz, caraota, chocheco y una ración de carne que bien puede ser res, pollo o salchicha, en higiénica condición, es el plato del día, que incluso puede estar acompañado de sopa y avena. Todo eso por menos de un dólar.

En la actualidad, en los restaurantes un almuerzo popular cuesta, al menos, 10 mil pesos, algo así como 60 bolívares, es decir, un poco menos que la mitad de un salario mínimo, lo que ya nos dice lo imposible que es para un trabajador del sector público comer en la calle.

De otra parte, una empanada o un pan pequeño puede costar perfectamente alrededor de los dos mil pesos, y si muchos la consumen, es por antojo, o por aguante, mientras se llega a casa para prepararse una comida más suficiente. Aquí no se incluye el refresco, que puede equivaler a otros tres mil pesos. Resolver la alimentación en una panadería, puede costar eso o mucho más.

Para un observador desprevenido, ver a las personas de escasos recursos con una bandeja, pareciera un signo de que alguien está donando comida, algo que por lo general siempre hacen iglesias cristianas o católicas, y solo cuando se pregunta a los comensales, uno cae en cuenta de que se trata de un negocio solidario, en tiempos en que pareciera que ser solidario “no paga”.

En otros tiempos, muy lejanos, existían los comedores populares, el más popular en el sector Sanmiguel, y de cuando en vez, como se vio en los primeros días de la pandemia, algunas escuelas repartían comidas a personas de escasos recursos. Pero ya en la actualidad, si no cargas los dólares o los pesos, el hambre te carcome las tripas.

Manuel Chacón, un señor de la tercera edad, de esos que frecuentan la plaza Bolívar, bien sea para ver pasar el tiempo, bien sea para hacerse de alguna forma de rebusque, sabe que esos almuerzos están bien baratos, y hace un reconocimiento del señor Chacón y su madre, que para él son “héroes sin capa ni espada”, y que merecerían un apoyo.

— El señor vende la comidita a un precio tan agradable, que no se consigue ni en Pepeganga -un muy popular tienda a gran escala-. Ellos merecen todo nuestro apoyo— sostiene Chacón.

Como comenta Diego Rangel, diariamente trae entre 30 y 40 almuerzos que se agotan antes del mediodía. Por eso muchos procuran recordarle que no los deje sin su plato para el día de hoy. Solo en días de lluvia, se pueden quedar sin vender algo.

— Mi mamá se ayuda con eso y también ayudamos a las personas. Con esto nos ha ido bien, gracias a Dios. Tratamos en lo posible de mantener el precio para que la gente también pueda disfrutar. En esto llevamos dos años. Mi mamá se ha dedicado a la cocina desde hace muchos años. Ella preparaba hallacas y las vendía en el mercado— explicó Rangel.

Como comenta Rangel, él ha conocido mucha gente que ni los dos mil pesos han tenido para pagar el almuerzo; sin embargo, siempre aparece en el camino un alma bondadosa que paga por ellos. Y tal vez esa sea la única cosa que ese día “le han echado” a su estómago.

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