El obispo emérito, monseñor Mario Moronta, se pronunció sobre la situación con la imagen del Santo Cristo de La Grita durante la misa conmemorativa por los 50 años de la parroquia San Juan Bosco, en Táriba

“Aquí está el Santo Cristo en el alma de cada uno de nosotros”, expresó Mario del Valle Moronta, obispo emérito de la Diócesis de San Cristóbal, acerca de lo ocurrido con la talla de madera del Santo Cristo de La Grita el pasado jueves 30 de enero, al finalizar la misa de conmemoración por los 50 años de la parroquia San Juan Bosco, en Táriba.

Se refirió acerca de que algunos integrantes de la cofradía del Santo Cristo La Grita, junto con un grupo de abogados, acudieron a la oficina de Patrimonio histórico con un comunicado que ocasionó la prohibición, por parte de esta oficina, para mover la imagen de su lugar de reposo actual, en la basílica.

Aseveró que ahora los únicos con autorización para movilizar la talla del Santo Cristo es la oficina de Patrimonio, que forma parte del gobierno actual. Deja así a la Diócesis de San Cristóbal sin ningún poder sobre la talla. Expresó que esta decisión le parece muy peligrosa, debido a que se están tomando atribuciones que son decisión del clero.

“El día menos pensado se aparecen aquí -los de Patrimonio- para decir a los padres ‘miren, necesitamos este salón, ni siquiera el templo, para una fiesta, una rumba’, sobre todo que ahora quieren darle rasgo constitucional a la rumba. Mayor estupidez yo no había escuchado en mi vida”, afirmó monseñor Moronta.

Ratificó el rechazo, por parte de la Diócesis, de la medida adoptada por la oficina de Patrimonio.

Se refirió a monseñor Lisandro Rivas, actual obispo de la Diócesis de San Cristóbal: “Es un hombre de diálogo y está dispuesto a resolver este problema, que aqueja a las personas que quieren expresar su religión de forma libre”.

Estas palabras las pronunció monseñor Moronta este viernes al finalizar la misa de los 50 años de la parroquia San Juan Bosco, en Táriba, actividad que contó con la presencia del sacerdote Oswaldo García, primer párroco del templo. (Juan Naveda/Pasante UBA)