Cada exposición, con motivo del aniversario del Ateneo del Táchira, es una oportunidad para que el arte sea un motivo para compartir y socializar.
Para este 118 aniversario el invitado especial para engalanar con sus obras la galería Ulacio Sandoval, fue el artista de la madera Juan Carlos Angarita.
Artista por destino, que más que un arte por aspiraciones personales ha hecho de sus piezas un motivo para fortalecer amistades y brindar una ayuda a quien la necesita.
Treinta años de lo que define como hobby, pero que en nada se traduce en amateurismo, pues a cada talla le ha correspondido una profunda mirada a la plasticidad del cuerpo humano.

Dio amplitud a su producción artística, cuando sirvió para el intercambio por mercados destinados al ancianato de Rubio, para lo cual recibió el acompañamiento de la Madre sor Inés. Circunstancias del país y el fallecimiento de la monja congelaron la labor humanitaria pero no sus ganas de crear, que se ha convertido en regalos a sus amigos.
Su gusto por los “búhos” le llevó a la funeraria en Tariba de Carlos Luenga, famoso por sus tallas.
“Tallaba sin dibujar ni nada sobre las tumbas el rostro de Cristo, las flores. Él me dice: ‘¿Quiere aprender? Entonces venga mañana’. Ya en su clase me pregunta: ‘¿Sabe dibujar? Imagine que dibuja en tres dimensiones. Agarra una lima, le saca filo, la mete en un pedazo de escoba, le mete dos alambres; me lo entrega con el tamaño del búho. Le pone dos alambres, me lo entrega’. Al mes le llego con la talla, y al verlo me dice: ‘Ahora haga lo que le dé la gana’”.

El arte lo abstrae del mundo y sus problemas, lo pone a divagar y a concentrarse en el problema estético que enfrenta:
“Con el arte, usted drena. Si está triste, usted lo drena en la talla. Lo mismo si está alegre, y el mayor de los dolores”. (FOD)
