Regional
Atados de pies y manos a la hora de enfrentar una emergencia en casa
31 de marzo de 2020
Muchos tachirenses se sienten de manos atadas a la hora de presentarse una emergencia de salud en sus casas. Temen ante cualquier situación crítica porque no tienen gasolina para movilizarse en sus vehículos y en muchas oportunidades no hay electricidad, gas doméstico, ni agua.
“Yo le pido a todos que se cuiden porque no hay cómo salir de casa si se presenta una urgencia sobre todo de salud. Primero no hay gasolina, es decir, no se puede movilizar una persona enferma a determinada hora del día o de la noche y el costo de atención médica en un establecimiento privado es muy elevado y luego viene la compra de medicinas”, dijo María Isabel Quintero, quien tiene a su progenitora en sillas de ruedas desde hace dos años por un accidente cerebro vascular.
“No es fácil estar en cuarentena. Uno guarda y toma previsiones en cuanto a la alimentación, claro hasta donde el bolsillo alcance, pero si se presenta una emergencia en salud qué se puede hacer, porque la salud no espera, por eso le ruego a Dios que todo esté bien”, precisó.
Andrea Campos, de 32 años de edad, madre de un niño de cinco años, narró lo que sufrió para poder atender a su niño que presentaba fiebre y luego comenzó a vomitar.
“No sabía qué hacer. Eran las 12:00 de la noche y todo estaba oscuro. No había electricidad. Se fue a las doce y nada que llegaba”, dijo.
Contó que el medicamento, no le bajaba la fiebre a su hijo. Había que buscar otro método y se pensó en usar los pañitos de agua tibia pero no había gas, ni electricidad para la cocina eléctrica. La única opción que quedó fue encender dos velas y tratar de calentar el agua, todo con el fin de bajarle la fiebre al niño, arropada por el miedo que convulsionara o una meningitis.
“Cómo salir si no hay gasolina. De repente cualquier vecino me podía llevar, pero hoy nadie colabora porque no hay gasolina y de tener combustible guardan por cualquier emergencia”, contó.
`Pensó en la opción de llevarlo al Centro de Diagnóstico Integral, CDI, pero le dijeron que no trabajaba de noche por cuestiones de inseguridad.
Amaneció, luego de una noche sin electricidad. Gracias a Dios la fiebre cedió y poco a poco el niño mejoró. La pediatra, a quien pudo contactar, le explicó que se trataba de un cuadro viral.
Confesó que también tenía miedo de salir de la casa, por temor al contagio con el coronavirus. Muchos le recomendaban que no saliera pues podía ser peor el remedio que la enfermedad.
“¡Dios que viernes tan difícil”, expresó Luis González, quien tiene a su mamá delicada de salud y el viernes pasado, a las siete de la noche, comenzó a presentar un ahogo, alrededor de la boca estaba morado y decía que se ahogaba.
Ante a emergencia la sacaron de la casa y la llevaron a la medicatura, donde la estabilizaron y la remitieron al Hospital Central, presumiendo que se trataba de un infarto.
Por fortuna, lograron conseguir una ambulancia, donde solo puede ir una persona, entones otro de los hijos, sacó el carro, un tanto preocupado porque el tanque del auto registraba, muy poca gasolina, pero no le importó.
“Conociendo el carro, creo que me alcanza para bajar y subir”, se dijo él mismo.
Llegaron a las dos de la mañana, tranquilos porque los médicos del Hospital Central los atendieron muy bien. Le hicieron una radiografía y la enviaron con tratamiento para su casa no sin antes advertirles que debían cumplirlo al pie de la letra.
“Nos dijeron que era para hospitalizarla pero por la situación de emergencia por el coronavirus era mejor que se aislara en casa, debido a que por su edad es una paciente de alto riesgo” apuntó Luis González al tiempo que se preguntó qué pasa con la gente que vive lejos de San Cristóbal. “Yo porque vivo en Pueblo Nuevo”.
Nancy Porras