Más que una edificación en el centro de San Cristóbal, es toda una institución protagonista de hechos claves en la historia del Táchira.
Freddy Omar Durán
Sus paredes tienen muchas anécdotas que contar, pero permanecen mudas, porque de alguna manera se caracterizan por la discreción y el respeto, propio del gentilicio tachirense.
Este 19 de abril se cumplen 116 años de su formal constitución, en coincidencia con la fiesta patria, aunque en realidad hace un tanto que ya se había gestado entre las animas tertulias del Café La Francia regentado por José Antonio Guerrero Lossada, en las cuales participaban estudiantes, cuyas inquietudes imaginamos muy distintas a las de la juventud de hoy, pero con igual espíritu en favor de las transformaciones sociales.
Se desempeñó el Salón de Lectura en una sencilla edificación cedida, pero pronto se haría merecedora de un portentoso “palacio”, por órdenes impartidas por el presidente Eleazar López Contreras, confiado su diseño al prestigioso arquitecto Luis Eduardo Chataing, y la supervisión de las obras al ingeniero Carlos Ferrero, para el año 1938.
La magnanimidad de ese inmueble lo haría epicentro de una animada agenda cultural y social, que le proporcionaría un significado más allá de un simple tesoro de sabiduría escrita, por lo que para 1968, no sin cierta lucha, se haría acreedora la institución del título de Ateneo del Táchira. Y como todo ateneo, la cultura y la educación reinciden muchas veces en sus espacios.
Por lo tanto, más allá de las simplificaciones prácticas que no son incorrectas, siempre nos referiremos a esa institución como Salón de Lectura-Ateneo del Táchira.
Ha sido tradición que todos los 19 de abril se celebre un acto solemne en ese lugar. Algunas circunstancias han suspendido ese festejo, o ha sido trasladado para otro día, pero no se ha perdido; y fiel a un legado de más de un siglo, hoy se cumplirá un programa especial.
Se tiene pautado entonces la intervención de un orador de orden, que en esta ocasión será el historiador Ildefonso Méndez Salcedo, coordinador de la Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses (BATT). Además es parte de la tradición que la música toque la emoción, y este papel lo desempeñará la agrupación Canto, Tierra y Ser. Finalmente una maestra de la plástica en el Táchira, Blanca Suárez Botero, dará testimonio de lo que ha sido su carrera artística, reflejada en una exposición retrospectiva instalada en la galería Ulacio Sandoval.