Las alarmas encendidas por dos cilindros bomba, dejados cerca de la urbanización Los Mangos, en La Parada, Colombia, y que al final resultaron sin explosivos, provocaron que se agudizaran las medidas de seguridad en tan concurrida zona comercial.
Ahora, una vez se cruza el puente internacional Simón Bolívar, lado neogranadino, se evidencia mayor presencia de uniformados de la Policía de Colombia. No permiten que informales armen sus puestos en cualquier lugar y evitan que los taxis y los llamados carros piratas se estacionen por doquier.
El orden se puede apreciar a simple vista. Los vendedores informales, por ejemplo, ya no ocupan las aceras y calles. No consienten que las motos obstaculicen el tránsito, como se venía registrando en las últimas semanas.
“A nosotros nos reubicaron detrás de los taxis. El pasajero piensa que nos fuimos, por eso siempre tenemos a alguien para que los guíe”, dijo Mario Fuentes, conductor de un carro por puesto.
“Uno termina pagando lo que hacen los demás, pues uno viene acá es a trabajar, no a hacer algo malo”, señaló en referencia a las medidas que se han tomado por los recientes acontecimientos.
Los informales apuestan a que estas acciones sean provisionales, pues alegan que las mismas no les permiten trabajar.
Jonathan Maldonado