Un alto incremento de quejas vecinales relacionadas con la convivencia social en comunidad se ha registrado durante estos tiempos de cuarentena en la parroquia Amenodoro Rangel Lamus, una de las tres parroquias del municipio Cárdenas, cuya capital es el poblado sector de Palo Gordo
La Prefectura de la parroquia recibe denuncias por casos que realmente son insignificantes, pero que se atienden para que no se conviertan en problemas, apelando a la conciencia social de cada uno de los involucrados.
El prefecto, Diego Jiménez, quien se preocupa por la sana convivencia en su área de autoridad, dice que oficialmente las prefecturas no están autorizadas para trabajar formalmente en estos días de limitaciones, pero la alta incidencia de denuncias recibidas en su despacho le hizo apersonarse para atender a sus vecinos y buscar soluciones rápidamente.
—No se escapa de la comprensión ciudadana la situación laboral que, con estas restricciones públicas, ha venido afrontando el Ejecutivo regional. En este caso, la Prefectura de la parroquia a mi cargo no cuenta con el personal suficiente para desarrollar sus actividades competentes, para atender por lo menos la cantidad de denuncias que habíamos venido recibiendo como actividad normal de la prefectura antes de la cuarentena.
Nosotros atendíamos antes de la crisis de salud unas cuatro quejas por semana. Ahora hay un incremento, de hasta 16 quejas semanales, por lo que me vi obligado a actuar. Son quejas por problemas de todo tipo: conyugales, familiares, vecinales, maltrato, disputas por derechos de sucesión, abuso de poder de algunos ciudadanos, violencia doméstica, que afortunadamente son muy escasos, etc.
Y por esto quiero hacer un llamado a la colectividad, a la conciencia de los ciudadanos, a guardar la calma, tenemos que tener tolerancia, tenemos que aprender a convivir, porque realmente no sabemos cuánto tiempo más va a durar la cuarentena, y como en sociedad tenemos que buscar la forma de mantener la calma entre nosotros mismos.
Dice Jiménez que el tipo de problema que más se presenta es entre vecinos. Problemas como que, si me faltó el respeto, que estacionó su carro al frente de mi casa, que me quitó una bombona de gas, menudencias de este tipo.
“Pero más que todo hay problemas por diferencias políticas. De los 16 casos semanales que me llegan, unos diez son de ese tipo. Que si el líder de calle le niega la caja Clap a un vecino porque este es opositor. O también, porque alguien que tiene buenos contactos en cualquiera de los dos sectores políticos, por ejemplo, alguien que tiene contactos en la Alcaldía, los usa para retardar la solución de un problema de titularidad de vivienda, en fin. He atendido un aproximado de 20 casos, solo de este tipo”.
En materia de violencia doméstica, realmente ha sido más leve. “A nosotros (los prefectos) nos autorizaron para trabajar en tiempo de cuarentena, solo en estos casos de violencia doméstica, más nada. Acá hemos tenido apenas tres casos, y todos referidos solo a maltrato verbal, de hombre a mujer, pero nada de gravedad, gracias a Dios.
Con respecto a maltrato de niños, tuve una denuncia hace varias semanas, en que la madre le negaba el contacto a su pequeña hija con su padre, y por ello, la maltrataba para culpar a su marido, de quien está separada, ante el Cedna. Se hicieron los procedimientos legales, y ya el problema fue resuelto con las autoridades de menores”.
¿Coronavirus?: 40 “trocheros”
Preguntado sobre casos de la pandemia en esta parroquia, Jiménez dijo que “hasta el momento no hemos sabido de algún caso de contagio viral en Palo Gordo”. Gracias a Dios, añade, no hemos tenido “contacto” con el virus como tal.
—Sí hemos realizado un trabajo arduo con algunos líderes de calle, explica, que han estado en contacto, en comunicación con la Registradora, quien es la representación del alcalde dentro de la parroquia, en referencia a personas que pasaron por la trocha, y que en estos momentos están acá residenciadas, para hacerles la prueba y saber si son o no positivos.
“Felizmente -dice-, no hemos conseguido casos positivos, gracias a Dios. Hemos tenido en estos cuatro meses, como cuarenta personas de esa condición, a quienes se les ha visitado, se les ha descartado del contagio, pero igual se les ha exigido que cumplan estrictamente la cuarentena en su casa, y se les ha instruido de que, en caso de presentar algún síntoma, lo informen a la autoridad. Y no ha habido, gracias Dios, ningún reporte negativo en ese particular”.
Humberto Contreras