Regional

“Automedicarse es un riesgo potencial”

6 de febrero de 2021

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Norma Pérez


A juicio del médico infectólogo Javier Roa Sayago, para prevenir o curar el coronavirus no existe un medicamento o remedio casero específico, pero en torno a este tema se crearon miles de especulaciones.

“No hay fórmulas ni recetas mágicas o milagrosas contra el covid-19. El tratamiento más efectivo, hasta la fecha, es la vacuna y la prevención; cumplir con las medidas de bioseguridad”.

El especialista considera que uno de los inconvenientes para el tratamiento del virus, en el estado Táchira, ha sido el empirismo propio de la idiosincrasia del andino, con tendencia hacia los remedios caseros; y aunque algunos pueden ser inocuos, otros generan daños al organismo.

Situación compleja

De acuerdo con la explicación del doctor Roa, a quien le avala una amplia experiencia en el campo de la medicina, lo principal contra el coronavirus no es el tratamiento, como muchos creen. “Muchas sociedades médicas, y la misma Organización Mundial de la Salud, hablan de prevención y poco, por no decir nada, de un arsenal terapéutico que esté al alcance de todos, a excepción de la vacuna”.

Infectólogo Javier Roa Sayago.

Como ejemplo, señala a Australia, Nueva Zelanda. Taiwán y China, que han controlado la epidemia sin vacunas: “La estrategia ha sido aplicar medidas muy severas desde el inicio de la cuarentena, con cierre de fronteras, los mejores diagnósticos de los enfermos y trazado de contactos. Así lograron controlar la epidemia, sin tener casos autóctonos”

Refiere que para ingresar a estos países hay un estricto control o protocolo de estudios moleculares y cuarentena obligatoria, y los pocos casos que reportan son importados.

Con respecto a Venezuela, manifiesta que existe una gran falla, y es el diagnóstico molecular. “Lo primero que tenemos que hacer es diagnóstico, para no cometer errores. Es un error que, al perder el gusto y el olfato, se acuda a la automedicación; consultar#EspecialDln internet o llamar al vecino que ya le dio coronavirus y preguntarle qué le recetaron”.

En el caso específico del estado Táchira, la situación se torna compleja: “con nuestra frontera, no se contribuye a que se hagan bien las cosas; la gente se enferma y, peor aún, no quiere ir a los centros asistenciales, se automedica, empeorando y retrasando el diagnóstico”.

Automedicarse es un riesgo

Tomar medicamentos sin prescripción puede ser un riesgo potencial para la salud de las personas. Desde la aparición del covid-19, son incontables las alternativas que se ofrecen como la panacea a esta pandemia mundial.

“En lo que respecta a la automedicación, se habla del 75 por ciento de los casos leves o moderados, sin requerimiento de oxígeno, que pueden de forma errónea pensar que la Ivermectina, Azitromicina, esteroides, melatonina y cloroquina, o el jugo de limón con diez gotitas milagrosas debajo de la lengua, les van a curar”.

Al referirse a este hecho, el galeno recalca que “la gente no termina de entender que su sistema inmune lo va a curar y da por hecho que algunas sustancias y medicamentos, que sí se cobran más caros y no se consiguen, se vuelven más interesantes, pero no tienen una base científica sustentable”.

En relación a los esteroides automedicados, su utilización solo disminuye la mortalidad en pacientes con requerimientos de oxígeno y en especial con ventilación mecánica, que son los que van a las unidades de cuidados intensivos.

“El uso de esteroides en pacientes asintomáticos, leves o moderados, sin requerimientos de oxígeno, causa mayor mortalidad; está demostrado mediante metaanálisis; los esteroides prolongan la enfermedad al disminuir la respuesta inmune de la persona. Se quita la oportunidad al organismo de dejar que actúe el sistema inmunológico”.

Las personas que ya tienen esteroides como tratamiento habitual para alguna enfermedad, o los pacientes con inmunosupresores como los del cáncer, deben seguir cuidándose y evitar contagiarse, pero en caso de infección o sospecha de covid-19, deben consultar a su médico.

Asimismo, los pacientes con sintomatología severa necesitan de un tratamiento agresivo ante la presencia de una alta probabilidad de fallecimiento y por ello requieren atención estrictamente hospitalaria.

En lo concerniente a la Ivermectina, cuyo uso se ha popularizado como medicina preventiva y curativa, el doctor Javier Roa indicó que hay casos de quienes dicen que tomaron Ivermectina y no se enfermaron; pero que en Manaos repartieron este medicamento a una gran parte de la población y allí tienen una emergencia sanitaria.

“Lo que sucede con los casos anteriores es que hacen bien las cosas, acatan las normas de bioseguridad familiar, y la Ivermectina les produce una sensación falsa de seguridad. Lo segundo puede haber sido que la tomaron al mismo tiempo cuando el sistema inmunitario trabaja adecuadamente y la enfermedad pasó desapercibida. O también, una infección leve con una carga viral, o nunca tuvieron coronavirus”.

Con la cloroquina, advirtió, se han descrito manifestaciones adversas en la piel, con necrólisis, un proceso de degeneración dérmica propia de la intoxicación por esta sustancia. El dióxido de cloro y la colchicina producen úlceras pépticas y conllevan hemorragias digestivas. Los antibióticos quedan supeditados estrictamente a la comprobación de una coinfección bacteriana”.

Vitaminas y remedios caseros

Una larga lista de vitaminas y remedios caseros también hizo su aparición junto al covid-19, pero su efectividad tampoco ha sido comprobada.

“Uno de estos es el bicarbonato. La creencia popular dice que alcaliniza el sistema inmune, pero curiosamente, si se toma durante el día, porque de noche baja las defensas”.

Expresa que ciertamente el bicarbonato alcaliniza la sangre, “pero puede llevar a una alcalosis metabólica y por ende a una hipercapnia, que es el aumento de la presión parcial del dióxido de carbono, lo cual se traduce clínicamente en la hipoventilación alveolar y, por ende, en una dificultad respiratoria”.

De la vitamina C, indica que no tiene un efecto tóxico, pero tampoco reduce el riesgo de contagio, ni cura; mientras que las vitaminas A y D, así como el zinc, lo que hacen es reconfortar al paciente.

“No hay evidencia científica de ningún tipo de alimento o líquido que sirva para eliminar al virus; algunos reconfortan, pero en este confort el paciente, en su afán por mejorar rápido o por la carrera de la profilaxia de contraerlo, lo que va a traer en consecuencia son condiciones fatales”.

Lo que sí está comprobado es que el cumplimiento de las medidas biosanitarias es la manera más eficaz de prevenir y combatir este mortal virus.

Norma Pérez

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