Regional

Avalancha de venezolanos abrió el sábado la frontera a Cúcuta

4 de junio de 2019

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I El río Táchira abundado: No hay paso por las trochas

La lluvia de la madrugada del pasado sábado que dio inicio al mes de junio fue fuerte en la zona de frontera.

En Delicias, capital del municipio Rafael Urdaneta  el intenso aguacero generó que el cauce del río Táchira aumentara de nivel. Una abundada que transformó aquel hilo de agua tranquila en una corriente que arrastró todo a su paso.

En San Antonio era imposible cruzar por las trochas hacia La Parada, en Colombia. Los improvisados puentes de piedras y sacos de arena construidos por decenas de venezolanos desplazados de sus ciudades de origen para facilitar el paso  de miles de personas, quedaron cubiertos por las aguas oscuras.

“No hay paso por las trochas. El río está crecido”, fue la frase más repetida desde primeras horas de la mañana, cuando el sol comenzó a abrirse paso entre las nubes para anunciar que el día comenzaba. Se había convertido en tendencia viral digital.

Centenares de personas lo ignoraban y salían de sus casas desde todos los rincones del Táchira, así como muchas otras venidas de  regiones del país a efectuar compras de alimentos, medicinas, diligencias personales o emprender camino hacia nuevas tierras.

II Pasar por el puente internacional: Efectivos de la GNB lo impiden

La avenida Bolívar tiene la misma apariencia. Basura en la isla central, malos olores, pocos locales comerciales activados, vendedores ambulantes y arrastradores de viajeros por todos lados, junto a los maleteros. Muchos de ellos garantizan el paso seguro por el puente cerrado a cambio de pesos. 0

El primero de junio, desde las seis de la mañana, estuvo abarrotada de personas de todas las edades. Todos tenían el mismo destino: cruzar hacia Colombia, llegar a La Parada o  Cúcuta, pero los efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana allí destacados lo impedían. Pasaban muy pocos, generalmente enfermos, adultos mayores, embarazadas, pero por grupos de 10.

Poco a poco el punto de cierre se vio lleno de muchas personas.  Centenares de hombres, mujeres; jóvenes y adultos, niños y adultos mayores, unos ordenados en largas filas que llegaban hasta cuatro cuadras en sentido hacia la redoma del Cementerio, otros amontonados en ambos canales de la avenida, separados por las vallas de metal de color amarillo intenso. En otras calles paralelas a la avenida, cerca de la trocha llamada CDI la situación era similar.

A las 8:00 de la mañana el panorama era crítico. Las personas exigían se les dejara pasar y los militares lo impedían.

III La avalancha: El paso a la fuerza

Sorpresivamente la masa de personas comenzó a moverse. Mientras los militares permitían el paso ordenado de unas 20 personas, otros decidieron sumarse y cruzar. En cuestión de segundos todo fue incontrolable. Los cinco militares allí destacados fueron sobrepasados por la gente, Varias  de las vallas de defensa cayeron.

Hubo trifulca y dos guardias nacionales fueron golpeados por varios hombres que actuaron en defensa de un amigo a quien pretendían llevarse detenido por quita uno de los obstáculos.

Los niños lloraron. Muchas personas fueron golpeadas por  el afán de superar el primer obstáculo para cumplir su objetivo: llegar a La Parada.

De allí en adelante la gente superó la presencia militar y el mar de hombres y mujeres siguió su camino.

IV La Aduana: otro punto de control

En el punto de control al pasar La Aduana, a un lado de donde se sella el pasaporte, se instaló otra barrera militar. Las personas se aglomeraron. Nuevamente los militares limitaban el paso. Ellos tenían razón al ordenar el desplazamiento hacia territorio colombiano, obstruido por dos contenedores allí colocados desde luego del pasado 23 de enero cuando se trató de ingresar al país la ayuda  humanitaria desde Colombia.

De repente un grupo de señoras comenzó a movilizarse por la izquierda de la fila y nuevamente en cuestión de segundos el orden preestablecido fue roto y la avalancha de hombres y mujeres, muchos con paquetes de artículos, maletas, bolsos de mano, siguieron su camino. Pero los pasos fueron cortos. En los contenedores la avalancha debió esperar. El paso es estrecho, como de un metro de ancho.

Al caminar  se observó en detalles la crecida del río y  a lo lejos a un grupo de aproximadamente 30 personas que trataba de cruzarlo. Se les veía como en una isla. Un riesgo. No había alternativa, solo ir al ritmo de las personas, paso a paso tomando siempre hacia la izquierda.

IV Migración Colombia Sin muchos obstáculos

En el punto de Migración Colombia, a un paso de pisar tierra colombiana, los pocos funcionarios allí destacados sabían que tenían que agilizar el ingreso a su país. Con amabilidad, dando los buenos días, exigían a las personas mostrar el carnet fronterizo y la cédula de identidad. Quienes no lo tenían debían esperar, otros no prestaron atención a este llamado y siguieron de largo.

La primera avalancha, de las muchas que se registraron durante todo el día había cumplido el objetivo: llegar a La Parada.

En el trayecto para salir del puente internacional. Otros centenares de personas aguardaban a que las autoridades pusieran orden para poder ellos retornar a San Antonio del Táchira. Para muchos la espera se hizo larga.

V Las lluvias apenas comienzan

El tiempo de lluvias se aproxima al estado Táchira. Ya las gotas han comenzado a caer en  varios municipios de la  entidad. El Gobierno de Nicolás Maduro debe definir la realidad de la frontera con Colombia, porque los hechos ocurridos el pasado sábado se repetirán. Nadie podrá detener a las miles de personas que van y vienen entre ambos países por trabajo, estudio, viajes, compra de alimentos y/o medicamentos, todos los días, presencia que se hace mayor los fines de semana. Hay que tomar previsiones.

VI El retorno a Venezuela: Congestionamiento en el puente

El retorno desde La Parada a San Antonio en horas de la tarde  fue complicado para muchas personas. Pasadas las seis de la tarde, pocos se atrevieron a cruzar el cauce del río Táchira para regresar a casa. Obviaron las trochas por el aumento del nivel del cauce.  Las colas sobre la estructura de concreto del puente internacional Simón Bolívar fueron muy largas, hasta de dos cuadras, dicen algunos. El paso era muy  lento. Los dos containers sobre el puente limitan el rápido desplazamiento. Además, la mayoría de personas regresa con paquetes, bultos,  y carros de ruedas repletos de mercado.

Los efectivos militares se activaron y lograron ordenar el desorden para facilitar el desplazamiento masivo en ambos sentidos. Una realidad en la zona de frontera que se seguirá repitiendo.  Afortunadamente el día terminó sin informe de personas heridas, tal vez sí golpeadas por los empujones en cada una de las avalanchas protagonizadas. Las autoridades deben poner en marcha el plan B o el plan C para que no haya hechos lamentables.

José Luis Guerrero

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