Regional
Bajo la inclemencia del sol y la lluvia trabajan los informales en la calle 7
22 de noviembre de 2023
Freddy Omar Durán
Esta semana el centro de San Cristóbal estaba en plena adecuación de una medida ya tomada por la Alcaldía, en la que se dispuso la concentración del sector informal en la calle 7 entre las avenidas García de Hevia e Isaías Medina Angarita, conocidas como Quinta y Séptima avenidas, para lo cual no solo se recondujo el tráfico vehicular, sino la parada de las líneas que operaban en las cercanías.
Una medida no exenta de polémica, pero como afirmaron algunos vendedores informales ubicados allí, de acatamiento irrebatible, pues al menos saben que por la temporada decembrina, al menos se les permitirá trabajar.
Entre los que hicieron observaciones a la medida está la Junta de Condominio del Centro Cívico, que en representación de sus inquilinos, dirigieron una misiva al municipio en la cual se manifestó:
“El daño que se le ocasionaría (por la medida) a todas las empresas de servicio, producción y comercio, sería irrecuperable, ya que sin duda evitaría que los clientes y usuarios, que ven en esta centralidad empresarial una buena alternativa para realizar sus compras y obtener servicios, puedan acceder a estos. El día de ayer –lunes 20- fue una muestra de lo descrito, solamente entraron 8 vehículos y el comercio bajó sustantivamente”.
Una de las quejas del condominio del Centro Cívico era el bloqueo del estacionamiento del edificio; no obstante, la habilitación de un canal en un solo sentido ubicado entre la carrera 6 y la Quinta Avenida solventó la situación, un paso al fin y al cabo, pero restringido y complicado para horas de gran tráfico.
Algunos administradores de negocios ubicados frente a la calle 7 consultados por Diario La Nación y que prefirieron no revelar su nombre se quejaron de que se dificulte más el acceso a sus negocios a sus propios vehículos, a los de sus clientes y proveedores. Otros hablaron de una competencia desleal de parte del vendedor informal, siendo el comercio formal el que paga los correspondientes impuestos municipales y nacionales, así como la prestación de diversos servicios públicos.
Por su parte las líneas que han tenido su parada durante años sobre la calle 7 y el tramo de la carrera 6 comprendido hasta la calle 6 –líneas 23 de Enero, Circunversa y Rómulo Gallegos- ahora deben dar más vueltas a la hora de retomar sus rutas habituales, y estacionarse en un lugar distinto podría traer complicaciones al tráfico de la ciudad.
—Esto, más que aliviar el tráfico lo congestiona y se viene más fuerte en el mes de diciembre, pero uno no se puede oponer a las medidas de la alcaldía y de pronto esto puede ser para bien. Anterior entrabamos directamente por nuestra ruta de años, ahora tenemos que dar un rodeo adicional de hasta dos cuadras, y eso es más tiempo— afirmó el socio de una línea de transporte que prefirió no identificarse.
Mucho sol
Vendedores informales reubicados en la calle 7 encuestados por Diario La Nación no se mostraron muy rebeldes a la medida, pero no ocultaron su incertidumbre de lo que pasará luego del 30 de diciembre, ya que ha sido manifiesta la intención del municipio de liberar el centro de San Cristóbal de las ventas ambulantes.
Una queja ha sido el inclemente sol que han tenido que llevar al ser lanzados a la calle, lo que no sucedía tan frecuentemente cuando muchos de ellos estaban estratégicamente ubicados en edificios que les proporcionaban sombra y barrera contra la lluvia. Apenas con consumidas sombrillas, techos y paredes con telas de toldo intentan hacerle frente a la saña de los caprichos climáticos.
—Estamos a gusto, pero lo único que nos incomoda es el sol. El lunes hizo un sol increíble, hasta a un muchacho se le tostaron los zapatos de lo caliente que estaba la carretera. Nos toca estar con gorras y suéteres para no quemarnos. Desde las 8 de la mañana hasta las 5 y media que nos estamos yendo, nos calamos el sol. Ojalá la alcaldía nos contribuyera con un polisombra para que los clientes puedan circular bien también, y se paren con tranquilidad para comprarnos— declaró Judith Arias, informal ubicada en la calle 7.
Aunque nada indica que la ocupación de la calle 7 se extienda más allá de diciembre, el temor de los vendedores en la calle es que se produzca su desalojo definitivo. No obstante ser referidos alrededor de 400 puestos reubicados, en la mañana del martes no se veía reflejada tal cantidad, no obstante, cabe esperar para el fin de semana un bululú de tenderos y compradores más animado.
—Nos toca aceptarlo, porque es la única opción que hay. Llegamos a nuestras casas con la cara roja; pero nos toca. Esperamos que en enero nos reubiquen, porque no podemos dejar de trabajar. Nosotros somos dos viejitos que vivimos solos y sufro de artrosis en los brazos y en las piernas, y yo no puedo dedicarme a otra cosa que me exija fuerza. Aquí los compañeros me ayudan a bajar la carreta con la mercancía— confesó Blanca Osorio.