Fueron muy pocas las carnicerías que este martes decidieron abrir en el mercado Los Pequeños Comerciantes, ya sea por la escasez del producto o porque prefieren no vender a elevados precios, que por supuesto no contarán con la anuencia de la clientela o pueden exponerse a sanciones.
De alrededor de 16 puestos de venta, solo cuatro abrieron, de los cuales dos apenas aguantaron hasta el mediodía. Era más que evidente la poca afluencia de personas al mercado Los Pequeños Comerciantes, entre quienes algunas apenas si iban de pasada y aceleraban el paso cuando se enteraban de la “oferta” del día.
Los precios oscilaban entre los dos mil quinientos (hablando en bolívares soberanos) y los dos mil 800 por tarjeta. Lo que representa un aumento de casi 100 por ciento, en comparación con la semana pasada.
“Pechuga a 2.200 soberanos”
Otro tanto sucede con el pollo, que ya casi le pisaba los talones a la carne: el kilo de pechuga a “dos mil doscientos”, las alas a “uno (valga el eufemismo), en tanto la opción de chuparse el huesito del cuello y de la “patica” –si hay- ya sobrepasa el “uno” el kilo. En cuanto a los precios del pescado, por ejemplo, el kilo de bagre se adquiría por “uno setecientos” o un millón 700 mil bolívares.
La compensación proteínica la ofrecería entonces el huevo, con un cartón en 550…con efectivo, de lo contrario deberás fijarte bien los binoculares para ver el cielo.
Herméticos los expendedores
Herméticos se mantuvieron los expendedores respecto a esta escalada de los precios y algunos consideraban hasta ingenua la pregunta, pues todos los venezolanos hemos de suponer que “todo está subiendo”.
Una cosa curiosa era la “fobia verbal” al termino “mil” o “millones”, manía extendida a los locales de otros rubros, no se sabe si por acatar la decisión nacional de cobrar con la nominación del nuevo cono monetario o por no asustar a los compradores. Por ejemplo, en vez de pedir 700 mil, hablaban de 700, y si era un millón doscientos, preferían el término “uno doscientos”, igual de inalcanzable al bolsillo de muchos sancristobalenses.
La diferencia es el efectivo
En los alrededores de Los Pequeños Comerciantes, especialmente por el Terminal, la diferencia la marcaba tener o no efectivo. Con efectivo se podían comprar por 50 dos kilos de mango, y el cuadrado de panela más o menos al mismo valor. Mientras en la calle, con billete se adquiría la yuca en 40 el kilo, y el tomate en 200 el kilo, con tarjeta se elevan a 120 el kilo y 600 el kilo, respectivamente. Con el precio por kilo y con tarjeta de la cebolla, a 250; el pimentón a 800 y la papa a 480, no existe manera de cuadrar el presupuesto familiar, devengando el mínimo.