Por Buenos Aires-Zorca no ha pasado aún el camión volteo que por más de un mes, desde Pie de Cuesta hasta San isidro, asumió las labores de canalización y limpieza de obstáculos sobre el cauce de La Zorquera, aunque los pobladores del sector se sostienen en la promesa de que el mismo volverá a mediados de enero.
Y es algo perentorio, pues La Zorquera no solo privó a muchos hogares humildes de sus bienes más valiosos, y a no pocos los dejó sin un techo bajo el cual resguardarse, sino que arrasó una importante parte de su vía principal, aposentándose en su curso e imponiendo una peligrosa proximidad, cuyos nocivos efectos se podrían activar en 2021, un año para el que se anuncia lluvias.
Hasta la entrada a Pie de Cuesta alcanzó a recuperarse la vialidad; no obstante, sobre el tramo que se desvía hasta el geriátrico, rumbo a San Joaquín, hay muchos espacios por reparar, incluso daños provocados por antiguas crecidas, y una crasa falta de mantenimiento.
Ese es el temor de Carolina Alvarado y de las alrededor de 30 familias del sector, integradas por al menos 20 niños, sin contar a las personas de la tercera edad, muchas de las cuales viven solas. Ella renovó su vestuario, totalmente desvalijado por las embravecidas aguas, y alcanzó a que le dieran un colchón y una cocinita. La nevera le prendió, afortunadamente; pero igual no cuenta con televisor, escaparate, un mercado en reserva, entre otros enseres. Del saldo de sus pérdidas solo supo cuando regresó de una oportuna huida junto a su esposo e hija de seis años.
—Afortunadamente, ese día el agua se nos metió y nos alertó para salir corriendo –afirmó Alvarado, poseída de una cierta preocupación. Llegó casi a dos metros y si hubiésemos permanecido adentro no estaríamos contando el cuento. Un vecino cercano no quería salir y tuvimos que insistirle, gritando; menos mal que en la parte de atrás tenían una piecita y ahí están viviendo. Si el río, que estaba a diez metros de nosotros, pudo hacer eso, imagínese ahora que lo tenemos tan cerquita; no nos va a dar chance de escapar.
El señor José Aníbal Prato, vecino de Buenos Aires, por su parte, es más imperioso en su pedido
—Ya vamos para dos meses y nada de la máquina. Después de la inundación nadie vino, ni el alcalde de Cárdenas; ninguno. Ya están diciendo que para marzo se vienen lluvias fuertes. ¿Con quién habla uno? La quebrada iba por allá y mire en dónde anda.
Para Glendys Vannesa Castañeda, el estar incomunicada le representa problemas en su trabajo, y se ha visto en la obligación de estacionar su vehículo en otra casa.
—Se me retrasa todo lo que tengo que hacer; por mi trabajo, son muchas las cosas que debo atender. Es más de un kilómetro que tengo que recorrer a diario y, además, debo pagar estacionamiento.
Freddy Omar Durán