El deterioro de la vialidad entre Mata de Guadua y El Valle, a las afueras de San Cristóbal, vía a Capacho, se ha constituido en un sempiterno problema para quienes transitan por allí, ya sea a través de su auto particular o en transporte urbano, o incluso para los simples transeúntes.
Un problema que no se puede considerar simplemente de movilidad, pues delata una decadencia que contagia al resto de servicios públicos, e incluso a las posibilidades de supervivencia de toda una comunidad.
Lo endémico de la tragedia –y no es exagerado darle tales dimensiones- pareciera no dar más opciones sino a la resignación; pero no es ni será así, porque los vecinos, como Hugo Medina, seguirán luchando por una pronta solución.
Aunque en general no hay ni un metro a salvo, los puntos más críticos, por los que se pasa porque no hay otra alternativa, están a la altura del sector Los Tauros y en El Silencio.
—Nuestro temor –relató Medina—es que el colapso sea total y nos quedemos sin paso. En Los Tauros, los conductores deben hacer malabares sobre auténticos cráteres, no solo para poder llegar al destino final, sino para que los automóviles no sufran daños o, peor aún, se varen o vayan a dar a una cuneta. Por El Silencio, la carretera está totalmente fracturada. Desde hace muchos años no se le presta un efectivo mantenimiento, ni reparan los daños que, año tras año, los torrenciales aguaceros han terminado de agravar.
Y si un evento meteorológico o geológico, de esos que se presentan año a año, le da la estocada final a la vialidad, las alternativas no son las más halagüeñas para los habitantes de El Valle, pues hacia Pan de Azúcar o hacia El Pueblito, las cosas están peores.
Como insiste Medina, el hundimiento de la vialidad arrastra a los demás servicios públicos, como la seguridad, electricidad y agua potable.
—Por lo quebrado de la vía venimos padeciendo de una baja en el voltaje de energía eléctrica, por fallas en un transformador ubicado en los predios de la escuela Juan German Roscio, ya casi en el suelo el poste, que está en una sola fase y trae como consecuencia el deterioro de muchos artefactos en nuestros hogares— expresó.
Por otra parte, la inseguridad reina en el sector de la curva El Águila y La Campiña, por donde deambulan personas extrañas de día y de noche, un hecho que ha sembrado la intranquilidad y hasta les ha quitado el sueño, pues el temor es que de un momento a otro sean atacados por la delincuencia.